remo

Rodrigo Conde, un Nadal del remo

Rodrigo Conde (i), con Manel Balastegui, con el que conquistó el oro en el último Mundial sub-23.
photo_camera Rodrigo Conde (i), con Manel Balastegui, con el que conquistó el oro en el último Mundial sub-23.

"Es un fuera de serie, llegará adonde quiera", afirma Pablo Gutiérrez, entrenador en Tirán del campeón mundial

Rodrigo Conde (Moaña, 1997) se ha convertido en la gran esperanza del remo olímpico español tras conquistar el pasado domingo, por segunda vez, la medalla de oro en doble scull en el Campeonato del Mundo sub-23, celebrado en Poznan (Polonia).
Con sólo 21 años, el remero moañés ha pasado ya a formar parte de la selección española absoluta -el 9 de septiembre disputará el Mundial sénior– y su objetivo es clasificarse para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, a los que llegaría con 23.
La fulgurante carrera de Rodrigo Conde comenzó hace ya un tiempo en las instalaciones de la Sociedad Deportiva Tirán. "Cuando empecé en Tirán no sabía ni siquiera que existía el remo olímpico. Tenía ocho años y sólo iba a pasármelo bien y a divertirme con mis amigos. Poco a poco me lo fui tomando más en serio, entrenando más y empezamos a ir a campeonatos de remoergómetro, primero al Gallego. Luego conseguí que me llevaran al Campeonato de España y conocí a Arturo Abruñedo, que fue el que me convenció para comenzar en banco móvil. Recuerdo perfectamente las palabras que me dijo: 'chaval, no te voy a decir que dejes el banco fijo, pero tienes que combinar los dos porque en unos años puedes llegar a ser campeón del mundo'. Eso me lo dijo siendo cadete", recuerda Rodrigo.
En sus primeros años en Tirán, el remero moañés tuvo como entrenador a Pablo Gutiérrez, técnico que ya se fijó en las cualidades de un niño que por entonces tenía solamente 11 años. "Ya se veía que era un chaval con mucha ambición. Entonces era de los más pequeños del grupo, no el chicarrón que es ahora, y lo único que lo hacía diferente era su mentalidad.  Se veía que quería llegar lejos en el mundo del remo y estaba muy comprometido, igual que ahora, supongo, porque si no, no hubiera llegado tan alto", indica el técnico de Tirán, que de aquel Rodrigo Conde que conoció en su primera etapa destaca "su compromiso y su sacrificio, porque cuando tienes esa edad no piensas en matarte entrenando y en ser el mejor. Sin embargo, él era muy sacrificado y tenía ya su forma de entender el remo. Él ahora compite en banco móvil, pero el banco fijo, que fue en lo que empezó en Tirán, es de otra forma. Para un crío es duro salir al mar lloviendo, con temporales... Y él no fallaba nunca a un entrenamiento. Empecé a entrenarlo de alevín y después de infantil, que fue cuando ganó el Campeonato de España, seguía siendo un crío pero ya era de los mejores. Nunca se relajaba. Era como un Nadal del remo, un fuera de serie".
Pablo Gutiérrez considera que Conde "puede llegar hasta donde él quiera. El remo se ha hecho para ese crío y él está hecho para el remo. Además siempre ha sido muy competitivo, no le gusta perder ni a las chapas".
De hecho, su entrenador en Tirán confía en verlo en los Juegos de Tokio 2020. "Cómo no lo voy a ver. Ojalá lo vea y colgándose una medalla. Si se lo preguntas a él seguramente te dirá que es algo descabellado, por modestia, pero yo lo puedo decir. Si ha ganado un Mundial sub-23, su meta ahora será Tokio y esa ansiada medalla en un deporte que ha sido siempre aciago para los españoles, que no han solido traer muchas", afirma.
El propio Rodrigo reconoce que su objetivo a medio plazo está en la cita japonesa. "Sueño a veces con ello y entreno cada día para conseguirlo, pero verme allí... Son unos Juegos Olímpicos, con toda la dificultad que conlleva, pero el objetivo es clasificarse y se intentará con todo lo que se pueda", indica el remero moañés, que ha sido campeón del mundo sub-23 de doble scull con dos parejas diferentes: Adriá Mitjavila en 2016 y Manel Balastegui el pasado domingo.
Con este último, además, consiguió la medalla de oro después de pasar por una repesca que "fue bastante complicada. Era la primera regata que remaba con Manel y entonces no sabíamos muy bien cómo íbamos a correr, dónde íbamos a estar situados, cómo iba a ser la regata... Salimos un poco atontados, Alemania empezó con un ritmo muy fuerte y no conseguimos alcanzarlos al final. Pero después de haber hecho esa mala regata y de saber que habíamos hecho una mala regata, yo tenía clarísimo que el domingo podíamos conseguir una medalla. Sabía por los entrenamientos que teníamos muy buenas velocidades, comparándolas con otros años, y aunque tampoco creía que íbamos a ganar claramente, sí sabía que podíamos lograr una medalla a pesar de haber ido a la repesca". El oro ya lo tiene en el bolsillo. Ahora le espera el largo camino a Tokio.

Te puede interesar