Regreso a la tradición, a la dureza, al que, por desnivel acumulado por kilómetros, quizás es el trail más duro de Galicia. El Desafío Oia se disputó el pasado domingo con más de 500 participantes en sus respectivas categorías y sobre unos trazados intensos, técnicos y con desnivel, lo que caracteriza a la prueba desde su creación. La cita se dividió en tres distancias y la larga, de 37 kilómetros, la completaron 98 corredores, con victoria para Marcos Antonio Pascual (4h 21:50) y Olalla Conde Seoane (5h 49:52). Unos triunfos muy trabajados y, como es habitual en este evento, con parciales lentos porque ambos estuvieron por encima de los 7 minutos el kilómetro. Es más, estos tiempos fueron una constante en todas las pruebas porque, en las más cortas, los triunfadores tampoco pudieron correr a un ritmo más elevado, lo que indica el notable desnivel y las dificultades técnicas del trazado.
Así, en la cita de 21 kilómetros, se llevaron el triunfo Dani Martínez (2h 27:11) y Silvia Casal (2h 46:41). Especial mérito tuvo la actuación de Casal, que cruzó la llegada en la décimo cuarta posición de la general. Una plaza realmente alta. La prueba corta, de 12.000 metros, volvió a estar caracterizada por la intensidad, con 900 metros de desnivel positivo en una distancia tan pequeña y, que, seguramente, sorprendió a los no iniciados en el trail y que buscaban una prueba de poca dureza para comenzar. La subida de la ‘eléctrica’, con sus tramos de gatear, y el largo ‘Camiño dos Burros’ volvieron a hacer mucho daño a los atletas. Las primeras posiciones fueron para Darío Costas (1h 29:00) y Gloria Galiña (1h 51:46). Eso sí, tanto los rápidos como los más lentos pudieron disfrutar de las magníficas vistas de toda la costa atlántica con el océano al fondo.
Tras el duro esfuerzo, los deportistas degustaron el habitual avituallamiento de recuperación en la llegada. Eso sí, con las limitaciones debido al covid. A día de hoy, son menos duras, pero la organización estableció un protocolo clara para evitar cualquier incidencia.
