“El arte es una de las armas más importantes”

Los coordinadores de los conservatorios de Jarkov y Kiev con dos alumnas ucranianas, ayer, en Vigo.
photo_camera Los coordinadores de los conservatorios de Jarkov y Kiev con dos alumnas ucranianas, ayer, en Vigo.

Ocho profesores ucranianos visitan Vigo para ofrecer dos conciertos solidarios en favor del conservatorio de Jarkov

Cuando el ejército ruso comenzó su ofensiva en territorio ucraniano, hace ya dos años –mañana se cumple el segundo aniversario, de hecho–, la cultura y el arte pasaron a un segundo plano por motivos obvios. Pero gracias al trabajo de personas como Bohdan Rumiantsev y Oleh Kopeliuk, coordinadores de los conservatorios nacionales de Kiev y Jarkov, respectivamente, la música pasó a ser uno de los grandes refugios de la esperanza de todo un país al no permitir que se interrumpiera su enseñanza (dentro de lo posible) y organizando conciertos en refugios antiaéreos, bocas de metro o sótanos de edificios.

 

 

Esta semana, Oleh y Bohdan, acompañados de otros seis músicos ucranianos y alumnas que el Conservatorio Superior de Música de Vigo acogió cuando estalló la guerra, visitan la ciudad para ofrecer dos conciertos de agradecimiento por la colaboración del conservatorio vigués a la hora de permitir a hasta 15 estudiantes (el de Vigo fue el que más acogió en toda España) continuar sus estudios musicales alejadas del estallido de los misiles. Además, todo lo que se recaude en estas dos citas –una se celebró ayer y la otra será mañana– irá destinado a ayudar al conservatorio nacional de Jarkov, muy afectado por las consecuencias de la invasión rusa. 

Un instante del concierto solidario celebrado ayer en el Auditorio Martín Códax.
Un instante del concierto solidario celebrado ayer en el Auditorio Martín Códax.

Estos dos coordinadores de dos de los conservatorios más importantes de Ucrania recalcan que “nunca dejamos nuestra ciudad ni nuestro puesto” cuando el conflicto estalló en febrero de 2022 e insisten en su agradecimiento al centro vigués por ofrecerse a acoger a tantas alumnas como pudieron para poder garantizarles una educación alejada de conflictos bélicos.

Oleh, en Jarkov, vivió los días posteriores al estallido de la guerra de forma especialmente cruda. “Nuestro edificio principal está muy afectado por los bombardeos. El techo está roto y la caldera estropeada, por lo que no tenemos calefacción”, explica. En un país como Ucrania, con inviernos muy duros, este es un problema extremadamente serio, pero tienen la suerte de contar con un edificio secundario, la Facultad de Teatro, al que trasladan las clases hasta la llegada del buen tiempo. 

Bohdan cuenta que en Kiev, “la ciudad más protegida del país”, afortunadamente no tienen ese problema y el edificio –que está en la plaza central de la capital ucraniana– está en perfecto estado, por lo que la práctica totalidad del claustro sigue trabajando allí, aunque “hemos visto pasar misiles cerca varias veces”. Esto les ha permitido continuar con su labor sin apenas obstáculos y “organizar conciertos muy populares” que ayudan “a regenerar el mal de estos dos años” porque la música se ha convertido en el bastión de la esperanza del pueblo ucraniano.

De hecho, como apunta Oleh, el trauma de la invasión rusa ha abierto un nuevo paradigma cultural en el país: “Ahora prestamos mucha más atención a músicos y compositores ucranianos y desde que estalló la guerra hemos descubierto a muchos nuevos y se ha investigado mucho más en las bibliotecas el origen del arte ucraniano”. Tanto es así que este músico afirma que “el arte es una de las armas más importantes para salvar el país, la gente la necesita”. Como apunta el coordinador del conservatorio de Járkov, en ciudades como esta, afectadas de lleno por los misiles rusos, la cultura se ha movido de los auditorios y palacios de la ópera “a refugios, bocas de metro y sótanos”. Pero, lejos de despertar sentimientos negativos, asegura que “les da mucha esperanza”. 

Por eso, en estos dos conciertos solidarios “vamos a demostrar al público lo que hacemos en Ucrania” en la que será una cita “única” que “muestra la conexión entre Vigo y nuestros conservatorios, juntos desde 2018”. Se trata de una visita especial porque fue con este conservatorio con el que Jarkov y Kiev firmaron su primer convenio internacional de intercambio de estudiantes  y profesores.

Dos de estas estudiantes, que además viven en Vigo desde el estallido de la guerra y decidieron terminar sus estudios aquí –ahora mismo cursan el máster– son Viktoria Vostrikova y Ruslana Myzenzo, procedentes de Kiev y Jarkov, respectivamente. Para ellas estos conciertos solidarios serán “como volver a tocar en casa” porque Vigo se ha convertido en su segundo hogar y acompañarán a algunos de sus profesores de su tierra natal. 

Ruslana había cursado un semestre de Erasmus en 2021 y no se lo pensó cuando tuvo la oportunidad de volver una vez estalló la guerra. Eso sí, asegura que es “muy difícil” vivir alejada de sus seres queridos. Volvió a su tierra natal durante un mes en verano, a Lviv, “pero fue una experiencia horrible porque Rusia bombardeó la ciudad durante ese mes”. “No sé cómo hay gente que aguanta allí”, explica.

Viktoria, por su parte, había llegado a Vigo dos meses antes de la guerra también como Erasmus y ahora ya es alumna propia del conservatorio en el máster. “A veces me siento mal por estar aquí mientras mi familia se queda en Ucrania”, cuenta la joven. Cuando volvió a su país, también sufrió los bombardeos del ejército ruso. Ahora mismo, hablar del futuro para ambas es “muy difícil porque no podemos volver a Ucrania”. De momento, tanto su presente como su futuro cercano pasa por Vigo.

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