Me gustaría que no fuera desalentador, pero lo es. El covid-19 estuvo a piques de matarme y desearía no saber más nada de él, ni que fuera motivo de conversación en mi entorno. Pero no. Estamos sufriendo el fragor de la sexta ola y ya casi nadie duda de la venida de otras nuevas, quizás más…
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