Desalojado con un menor de la rúa Fisterra: "No nos alquilan piso"

José Carlos, delante del hostal donde reside desde el desalojo.
photo_camera José Carlos, delante del hostal donde reside desde el desalojo.
José Carlos, que cuida de su ahijado desde hace años, lleva tres meses residiendo con el niño en el hostal donde les reubicó el Concello, “necesitamos una vivienda"

Su vida dio un giro de 360 grados cuando de la noche a la mañana tuvo que desalojar el piso en el que residía en la rúa Fisterra 11. José Carlos es uno de los inquilinos afectados por la orden municipal que obligó a abandonar tanto su edificio como el número 13 por el riesgo de incendio. Desde que dejó la que había sido su casa desde hacía 10 años, reside en una habitación de un hostal con su ahijado, un menor del que se hace cargo.

 

 

Él asegura que “el número 11 era un edificio que, aunque viejo, estaba bien, nunca tuvieron que venir los bomberos, era el número 13 el que estaba en muy malas condiciones, pero nos desalojaron a todos”. José Carlos tenía un contrato de alquiler, “pagaba mensualmente la renta y los recibos y vivíamos el niño y yo perfectamente, pero ahora no conseguimos una vivienda y no podemos seguir en un hostal”. Afirma que aunque ha intentado encontrar un piso “no nos lo alquilan porque el Concello es avalista y no lo entiendo”. Sus cosas, todavía están en un trastero municipal.

Esta situación que, insiste, “es ajena a mí por completo”, le obliga a “tener que desayunar, comer y cenar fuera, porque no puedo cocinar y me supone un gasto inasumible, incluso con la pensión que me pasan para el cuidado del menor”. Ayer mismo, le remitieron una notificación de Servicios Sociales, “de que me han concedido una ayuda de emergencia”.

José Carlos hace hincapié en que “yo no pido caridad, nunca lo he hecho, vivía hasta ahora sin problemas con un alquiler asequible, pero al quedarme fuera de la vivienda, todo se ha complicado”.  A sus 68 años, estuvo 29 cotizando,  y vive de una pensión. “En el piso estábamos tres personas mayores, había un gran balcón donde tenía mis plantas, el niño podía estudiar y yo cocinaba, ahora estamos en una habitación pequeña con dos camas. Yo tengo diabetes y tengo EPOC por lo que no puedo subir muchas escaleras, necesito un lugar con ventilación y tampoco  puedo comer fuera siempre".

Cuando el Concello les informó de que tenían que abandonar el edificio, “comenzamos a buscar una opción asequible y nos habían ofertado un piso, pero resultó ser una estafa, perdimos el dinero de la fianza y lo tuvimos que denunciar”.

Con un niño a su cargo al que quiere como a un hijo

Las circunstancias de la vida le llevaron a hacerse cargo de su ahijado. “Sus padres son muy amigos míos, viví con ellos una temporada y siempre estaba jugando con el niño desde pequeñito, de hecho soy su padrino”, explica. Después, la pareja se separó y “yo asumí la tutela para que pudiera ir aquí al colegio, su padre trabaja entre Reino Unido y Portugal y su madre tampoco está en Vigo, pero ambos lo ven con frecuencia, en vacaciones en un caso o fines de semana en otro”.  José Carlos recibe una pensión para los gastos del niño, tanto escolares, va a una academia, como otras necesidades.  Afirma que lo quiere como a un hijo y que es el que “me da fuerzas”.  Todos los días se levanta a las siete de la mañana para levantarlo para ir al colegio, “ya es casi un adolescente” y aunque es una etapa difícil “nos llevamos bien”. 

José Carlos admite estar indignado “yo no he pedido ni pido nada, pero tenía un alquiler asequible al que podía hacer frente y ahora nadie me da una salida, no podemos vivir en un hostal para siempre, se suponía que era una situación temporal, pero ya se alarga tres meses".

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