De las tres visitas guiadas, la del museo y jardines es la que más éxito ha tenido, aun estrenándose este año
Son pocos los pazos que están abiertos al público de manera gratuita y la conservación tanto del museo como de los jardines es realmente buena. Dos argumentos para que la ruta por Castrelos de la Asociación Profesional de Guías Turísticos (APIT) de Galicia haya tenido más éxito que las otras dos que funcionan en Vigo.
"Para ser el primer año de esta visita, ha funcionado realmente bien", asegura la vocal de APIT-Galicia en Vigo, María Lorenzo. Y es que, si las rutas por el Casco Histórico y el Ensanche han conseguido ya su cuarto verano, la del Pazo-Museo Quiñones de León y jardines históricos y la de O Castro y zona alta del Casco Vello se estrenaron este verano.
Además esta visita tiene un valor añadido: mientras la mayor parte de los turistas pasea por el centro de la ciudad o baja a tierra de un trasatlántico, todos los visitantes de esta ruta se desplazan hasta Castrelos (a cuatro kilómetros de la zona del Náutico), por lo quienes escogen este recorrido van específicamente a esta visita y no se unen por casualidad, como ocurre sobre todo en la del Ensanche.
"Suelen ir entre 12 y 15 personas de media en estos grupos sin contar con los niños que al no pagar, no los contabilizamos", afirma María Lorenzo. Y una de las sorpresas para los turistas reside en la gratuidad y libre acceso al pazo, cedido a la ciudad por quien fue su dueño, Fernando Quiñones de León, marqués de Alcedo. "El hecho de que tenga unos jardines tan grandes y bien cuidados también es otro detalle que gusta mucho a los turistas que no son de Vigo", declara la guía, Ana Martín. Los jardines son Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1955.
Sin embargo, lo que más valoran los vigueses que se suman a esta visita para conocer y profundizar en este emblema de la ciudad es que "dentro del pazo hay un museo que tiene tanto restos de arqueología, como la decoración del pazo con donaciones de los emigrantes que hicieron riquezas fuera de Galicia o de importantes personalidades como Policarpo Sanz, que fue un gran amante de la pintura", asegura Martín. "Lo más enriquecedor es el 'feedback' que conseguimos con los vigueses, porque cuentan anécdotas tanto de la ciudad como del pazo, y nos ayudan a completar el discurso durante nuestra visita", explica. n
