Un fatídico día en el recuerdo para los vecinos de Portecelo

Estrella rememora aquella tarde de mayo, “mi cuñado me avisó de que había aparecido un cuerpo”.
photo_camera Estrella rememora aquella tarde de mayo, “mi cuñado me avisó de que había aparecido un cuerpo”.
Testigos del hallazgo del cadáver hace dos décadas reviven la tarde en la que Adelaida dio la voz de alarma, “enseguida pensamos en la chica de Vigo desaparecida”

A pesar del tiempo transcurrido, en el lugar de Portecelo, de donde es Adelaida, la vecina que dando un paseo se topó con el cadáver de Déborah, el recuerdo de aquella tarde sigue muy presente. “Claro que nos acordamos,  y todavía pensamos quién habría matado a la chica”, explica una de las residentes. Ella estaba hace 21 años junto a Estrella, “mi cuñado fue y me avisó, pero yo no quise verla”. Esta mujer, que lleva más de 60 años residiendo en esta zona de O Rosal conoce a Adelaida,  “ahora, ya no está muy bien para recordar”. 

Relata cómo “vinieron multitud de agentes durante varios días. En aquel momento, cuando apareció enseguida pensamos en la chica de Vigo que había desaparecido porque se hablaba mucho del caso". A juicio de estas residentes, “el cuerpo lo dejaron ahí y tuvo que ser más de una persona. Aquí se paseaba por allí y no se vio nada días antes, pero por lo menos aquí nadie escuchó ni observó nada extraño”.  

Estrella sí recuerda que “un vecino de unas casas cercanas había escuchado un coche el día antes a toda velocidad pero poco más”.  “Fue todo muy triste y una lástima que todavía no se haya hecho justicia" , explica.

Incluso los nuevos residentes, una pareja que lleva poco más de un año en Portecelo, no solo saben la historia de Déborah, sino que apareció muy cerca del pueblo. Otros señalan sin dudas el lugar casi exacto donde durante días fue “tomado por la Guardia Civil”.  Desde entonces, “han venido algunos periodistas y poco más”.  Ellos no pueden aportar  muchos datos de aquello. Fue Adelaida la que tuvo que declarar y no hace muchos años todavía hacía alusión a que aquello no se le había quitado de la cabeza. 

Ahora, esa zona se ha convertido en un lugar de paso de peregrinos y ciclistas, que atraviesan un camino paralelo a la carretera andando o en bicicleta.  La cuneta, en el antiguo punto kilométrico 170,720, es un auténtico vertedero. Entre la vegetación, donde también hay un pino, y  hay acacias (las mismas hojas que se utilizaron para cubrir parte de las zonas íntimas del cuerpo de Déborah) se esconden restos de bolsas, latas y todo tipo de basura. Desde 2002 apenas se ha vuelto a rastrear esa zona que fue escogida como el escenario artificial para cubrir de pistas falsas el cadáver y obstaculizar una investigación plagada de errores.

“No hemos recibido apoyo de la Administración”

Rosa, la hermana de Déborah, muestra su rabia e indignación por la falta de apoyo de la Administración, algo que comparte su equipo legal. “Todavía estamos esperando una llamada del que era delegado del Gobierno que aseguró que estaba con las familias y que se llegaría hasta el final, cuando salió a la luz el hallazgo del teléfono móvil en la Comisaría de Canillas”, recuerda Ramón Pérez Amoedo. 

Para los abogados el futuro de la causa será el archivo. “Estamos convencidos de ellos”, asegura Ignacio mientras ambos recuerdan que, de hecho, “lo hemos solicitado si no se va hacia adelante con el procedimiento de jurado, no hay otra opción”.

La última declaración judicial se producía recientemente con el testimonio de la lingüista forense que elaboró un informe sobre la declaración del investigado.  El juzgado todavía espera por el informe de los técnicos de la Guardia Civil sobre el realizado por los peritos de Lazarus Technology respecto al disco duro del ordenador y que se retrasa desde hace meses. 

Queda por saber si se podrá obtener algún tipo de información del móvil hallado en septiembre pasado.

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