Xela Arias: "Vigo me sugiere dolor"

Xela Arias, fotografada para esta entrevista en 1989 por Salvador Sas.
photo_camera Xela Arias, fotografada para esta entrevista en 1989 por Salvador Sas.
Entrevista publicada por este xornal en 1989 na que a autora fala da súa cidade e da poesía

Xela Arias concedeu ao longo da súa vida varias entrevistas a Atlántico. A xornalista María Alonso falou con ela sobre a súa concepción da poesía nun momento no que a autora, considerada xa unha das voces más significativas do seu tempo, estaba a preparar o seu segundo libro, “Tigres coma cabalos”. Este é un extracto daquela conversa, publicada en castellano o 26 de marzo de 1989.

Natural de Lugo, lleva en la ciudad de Vigo desde los 7 años y sus primeras incursiones en el mundo de la poesía se producen durante su adolescencia, cuando contaba entre 14 y 15 años (...) Si algo caracteriza la actividad política de esta joven escritora, que no gusta de ser llamada así, es su espíritu revolucionario, siempre dispuesto al cambio y a la innovación (...) Xela Arias no dedica su tiempo tan sólo a la producción literaria en el ámbito de la poesía, sino que, además de trabajar en la editorial Edicións Xerais y de hacer las veces de traductora, es la responsable de las letras de los temas del grupo de rock “Desertores”. Acerca de lo que llama la nueva generación literaria gallega, Xela Arias, de 27 años de edad (...) se encuentra preparando la que va a ser su próxima incursión en el panorama bibliográfico: un libro-exposición, en el que habrá fotografías de desnudos femeninos y alrededor de 48 poemas.

¿Cómo se produce tu llegada a la afición por la literatura?
Yo tengo la impresión de que llevo escribiendo desde siempre. Recuerdo que, ya de pequeña, hacía una especie de cuentos que daba a mis padres para que me los pasaran a máquina. De todas formas, cuando realmente llegué a la poesía fue en la adolescencia, con 14 o 15 años. Esto ocurrió después de haber leído a Rimbaud. Anteriormente, nunca leía poesía, no le hacía ni caso, porque no era capaz de apreciarla.

¿Es cierto que para ser buena poeta es necesario leer poesía?
Para ser poeta, no. Para escribir bien, es posible que sí.

¿Con qué tipo de poesía te sientes más identificada?
Ahora no leo demasiada poesía. De cualquier manera, me identifico con aquella poesía que me diga algo y, además, grandemente. Es decir, que refleje cualquier sentimiento o acontecimiento con sangre, y que sea brutal. No soporto la poesía que se queda a medio camino, la que dice tan sólo las cosas bonitas.

¿Qué temas te atraen?
Particularmente, todos aquellos que tengan que ver con mi vida, con las cosas que me gustan. Por ejemplo, en Vigo aprecio todo lo que tiene que ver con la vida urbana y reflejo todos los sentimientos que pueda generar lo urbano.

¿Qué te sugiere Vigo?
Como poeta, Vigo me sugiere bastante dolor. Como ciudad fronteriza que es, tiene mucha vida y eso significa dolor y placer al mismo tiempo. En el sentido que antes hablábamos, Vigo no está a medio camino. Desde ese punto de vista, puede dar mucho de sí y puede llegar a ser incluso pasional.

¿Qué publicaciones tienes?
He publicado hasta el momento el libro “Denuncia do equilibrio”, en el año 86. En aquella época dirigía Xerais Luis Mariño, que me propuso publicar, porque yo ya estaba escribiendo en revistas y periódicos. Por este motivo recopilé todo aquello que tenía publicado por ahí y que pudiera reunir en una línea similar.

¿Cuál fue el resultado de esa recopilación?
Un libro de sentimientos encontrados, muy intimista, para el que intenté meterme bastante dentro de mí misma, con el fin de sacar todos los sentimientos que puede generar Vigo y sus relaciones. Sobre todo, ahora mismo tengo la sensación de que es un libro adolescente.

¿Abogas por el espíritu revolucionario del escritor?
Sí, y sólo respeto al poeta o artista que realiza su actividad desde un punto de vista personal y eso sólo se consigue si escapas de lo que ya está hecho. Lógico es, entonces, que yo me exija lo mismo a mí.

¿Cómo se trasluce este espíritu de cambio e innovación?
En el libro, en la falta de puntuación, en la profusión de espacios en blanco que presionan al lector a un ritmo determinado. Ahora, que ya utilizo puntos y comas, creo que eso se trasluce gracias a cómo digo lo que digo, procurando más genera sentimientos que dar moralejas.
(…)

¿Por qué escribes en gallego, por gusto o por un posicionamiento ideológico determinado?
Fui educada en gallego, si bien conocí el castellano en igual medida. La mía fue la casa de un nacionalista y, si al principio escribía en gallego, era porque mi intimidad era gallega, aunque con el tiempo el seguir haciéndolo es, posiblemente, una postura ideológica. Creo que vivimos en un país que se ha perdido el respeto a sí mismo, si es que alguna vez lo tuvo, y uno de los aspectos fundamentales para recuperarlo es el idioma.

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