Lo que queda del primero

Publicado: 21 dic 2025 - 01:19 Actualizado: 21 dic 2025 - 01:22

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En su insaciable ambición por ser el primero en todo –habitualmente lo consigue en lo malo y no en lo bueno- el presidente Sánchez ha logrado en los últimos tiempos de su presidencia marcar tres nuevos y originales registros. Ya era el primer presidente del Gobierno español que anuncia una retirada temporal de sus funciones para meditar si se va o se queda, y ahora es también el primero que uno sepa, que se maquilla para comparecer en una rueda de prensa, y el primero en ser sancionado por vulnerar las reglas electorales. Ninguno hasta la fecha había quebrado un principio de respeto y juego limpio que parece necesario para eliminar la posibilidad de jugar con ventaja –la condición de un presidente le pertrecha de recursos con los que no suele contar el resto de los concursantes- pero a Sánchez estas cosas ni le perturban ni le pellizcan la conciencia, quizá porque ha demostrado sobradamente que no la tiene. Pedro Sánchez ha conculcado este precepto cuatro veces. La última, con su rueda de prensa multitudinaria de cierre de balance anual que ha convertido en un mitin puro y duro y que la Junta Electoral ha considerado inaceptable.

El problema del presidente es que cada día que pasa es un recurso menos. El día que se convirtió en el primer presidente de nuestra historia parlamentaria en retirarse por propia iniciativa para declarar su amor por la mujer a la que amaba y a la que la judicatura y la presión mediática unidas ambas en lo que definió unilateralmente como la fachosfera estaban acosando sin razón alguna, inició una práctica muy arriesgada. Tanto que hoy, la mujer que ama no se ha librado. El juez ha procedido a una primera imputación. Y más que vendrán.

Todas estas prácticas –incluyendo la teatral puesta en escena con las que acomete estos últimos tiempos sus apariciones públicas, maquillado como el augusto de un circo y vestido de empleado de pompas fúnebres para otorgar tensión y drama a la función, definen mejor que cualquier otra cosa el ámbito donde el presidente se propone aguantar lo que haga falta hasta el fin de la legislatura, sin tener en cuenta si la ley se vulnera o si hay que dejar el camino sembrado de cadáveres. Los últimos momentos son los peores y eso es ya lo que le queda.

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