Miguel Anxo Bastos Boubeta
O declínio do aforro
Una parte de los periodistas que hasta hace relativamente poco no se preguntaban nada, han comenzado a preguntarse. Y los que se han preguntado desde el primer momento -entre los que me encuentro- se preguntan cada vez más cosas y con mayor insistencia. Se preguntan, por ejemplo, por qué una amplia porción de la opinión pública espera ansiosa que se le comunique que el PSOE se ha financiado ilegalmente para tomar partido por el bando acusador cuando cualquiera de las muchas situaciones que afloran cada día son lo suficientemente graves como para exigir responsabilidades incluso si el partido no hubiera apelado a la ilegalidad para su financiación. Con lo que supuestamente se ha cometido, basta y sobra. Si además se financia de forma fraudulenta es un delito más a añadir a una lista casi interminable y de una gravedad suma. Hace algunos días, una de las firmas cada vez más indignadas planteaba una reflexión muy acertada y muy cruda sobre este “sanchismo” inaudito que ha suplantado al PSOE hasta convertirlo en una madriguera de lobos hambrientos que ya no se conforman con nada. Decía el comentario que el problema del sanchismo es que no tiene ni siquiera la posibilidad de acogerse a la coartada de la degradación paulatina porque ha sido tóxico desde el mismo momento en que comenzó a tejarse en torno a un sujeto llamado Pedro Sánchez. De hecho, todas las pruebas parecen demostrar que el sanchismo es un producto de laboratorio estrictamente creado para la usurpación y la rapiña porque se conforma en torno a un sujeto sin moral y sin principios, mentiroso compulsivo, frío y desaprensivo cuya ausencia total de ética propone la plataforma ideal para desarrollar toda una estrategia de poder y enriquecimiento que no podría darse en circunstancias normales, y sería imposible con otro perfil dirigente a la cabeza. De hecho, cuando el sector más veterano del partido lo defenestró en su día, lo hizo precisamente para matar el bicho. Librarse de un personaje cuya pervivencia daba simplemente miedo. Y cuando los cuatro tíos se metieron en el Peugeot, comenzó a gestarse este plan de control, dominio, mentira, sexo y enriquecimiento que ocho años después se lo ha quedado todo. Sueños, esperanzas, intenciones, dinero, voluntades, pensamientos, vidas, y haciendas.
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