Era la víspera de Fin de Año de 2022, cuando un cliente de un supermercado trataba de huir tras apoderarse de dos solomillos. Lo que podría haber sido un simple hurto, se complicó al ser descubierto por una empleada, que al tratar de frenarle fue empujada varias veces “de forma violenta”, según el fiscal. Perseguido en su huida, saltó la valla próxima a la caja, cayéndose al suelo y, al levantarse, arrolló a una clienta que sufrió la rotura de un dedo.
El acusado respondió ayer por estos hechos ante el Juzgado de lo Penal 3 de Vigo, por los que el Ministerio Público solicita una condena de cuatro años y 5 meses de prisión al entender que es responsable de un delito de robo con violencia y otro de lesiones, además del pago de una indemnización a clienta herida de 5.400 euros. En su declaración, el hombre aseguró que lo hizo por “necesidad, para comer”. Su abogada reforzó el “robo famélico” en este caso solicitando la libre absolución o subsidiariamente la aplicación de la eximente de “extrema necesidad”. Así, argumentó que su cliente “cogió la comida porque tenía hambre, por la hambruna que padecía tras una situación muy complicada desde que llegó a España, donde se le han ido cerrando todas las puertas de servicios sociales”. La letrada calificó de “desproporcionada” la pena de prisión, mientras el acusado, en su última palabra, pidió “perdón a la señora, no era mi intención hacerle daño, solo quería escapar con la comida y al huir, salté la valla y no la vi”.
Durante la vista, declaró una empleada que aseguró que, al percatarse de sus intenciones “traté de pararlo y me empujó”. También prestó testimonio la mujer herida quien dijo que "el hombre saltó la valla y al levantarse me dio en la mano y me rompió el dedo”. La hija afirmó que ya conocía al procesado, “porque había robado en mi tienda, pero no lo denuncié y unos meses después voy al supermercado y le veo allí con una capucha. Saltó la barandilla y arrasó con mi madre”. Esta testigo afirmó que el acusado “tuvo una actitud violenta con la empleada”.
