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Diez años del centro neurálgico del Campus, que sigue creciendo

El aulario pudo inspirarse en un hórreo. Al estar elevado, permite ver el paisaje desde la plaza.
photo_camera El aulario pudo inspirarse en un hórreo. Al estar elevado, permite ver el paisaje desde la plaza.

La ciudad universitaria  funciona como espacio comunitario. Cada vez se instalan más empresas de I+D que colaboran con la Universidad y también suben más vecinos del entorno a la piscina o la cafetería.

 

nnn No es nada extraño encontrarse a un grupo de turistas japoneses o de un país europeo fotografiando la obra de  Miralles en el Campus de Vigo,  que desembarque un grupo de cruceristas que prefieren visitar la arquitectura universitaria  (premiada y portada de revista varias veces) antes que dirigirse en autobús a Santiago o ver, como hace quince días, a una representación del Colegio de Arquitectos de A Coruña en un recorrido guiado. La Ciudad Universitaria, que concibió el fallecido Enric Miralles, acaba de cumplir en diciembre los diez años desde su inauguración con un espectáculo de la Fura dels Baus. Fue un proyecto  de gran envergadura en un momento en que Lagoas-Marcosende era un monte en el que habían poco menos que aterrizado unos centros universitarios aislados. El gobierno de la Universidad, entonces dirigida por Domingo Docampo, aspiraba a crear un verdadero campus y se fijó en la Autónoma de Barcelona, que se había transformado con motivo de las Olimpiadas con espacios públicos y una residencia para fijar población. Entonces se pensó en Enric Miralles, que propuso respetar el paisaje y definir una ciudad, un lugar de vida comunitaria universitaria.

un centro de servicios
El gerente de Cidade Universitaria,  Rodrigo Cerviño, era un estudiante de Empresariales cuando se construyó el área Miralles y aún se acuerda del lodazal y de la evolución posterior. Considera que este espacio  contribuyó a “hacer más campus y menos facultades independientes”, que ganó peso al albergar los edificios más institucionales del Rectorado y la Gerencia y que aportó un centro que da servicios a todos los alumnos no solo de restauración sino de negocios como bancos, papelería, agencias de viajes, librería, un taller mecánico (está entre los negocios más antiguos) y muchos otros, además de una piscina que utiliza la comunidad universitaria pero también los vecinos de Zamáns o Beade, que suben por la mañana y en ocasiones aprovechan para tomarse un café y comprar un libro. Por otro lado, explica que desde hace cuatro años Cidade Universitaria está alquilando oficinas a pequeñas empresas de I+D que quieren colaborar con departamentos de la Universidad . “No son grandes empresas como las que pueden instalarse en Citexvi, sino empresas de 3,4 o 5 trabajadores que se dedican a I+D y  quieren estar cerca del Campus”. Otra novedad fue la apertura hace tres años de la incubadora para proyectos de alumnos emprendedores y este año del espacio de coworking . Cerviño destaca por último que el edificio Miralles se usa cada vez más para formación extraacadémica y reuniones. n

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