un símbolo francés en llamas

Dudas sobre el origen real del fuego y las obras que se perdieron

La catedral quedó maltrecha pero sobrevivirá. Hubo minutos eternos en los que ni siquiera eso era seguro. El resto aún son interrogantes: cómo se originó el fuego, qué obras de arte se han perdido, cuánto tardará en reconstruirse.
 

Aunque muy poco se sabe sobre el lugar donde comenzó el incendio o sobre sus causas, el Gobierno y la Fiscalía quisieron ser tajantes desde el inicio al afirmar que todo apunta a un origen accidental.


En tiempos de ruido y confusión, con los teóricos de la conspiración afilando armas en las redes sociales, el fiscal de París, Rémi Heitz, que dirige la investigación, subrayó que "nada por ahora va en la línea de un acto voluntario".


Con la prudencia exigible a su cargo, Heitz explicó a la prensa que prioriza la hipótesis de un origen accidental de las llamas, aunque no se podrán realizar las comprobaciones necesarias hasta que las condiciones permitan acceder a la "zona cero" del incendio.


Poco antes, el ministro de Cultura, Franck Riester, ya había avanzado que el suceso pareció iniciarse en torno a la aguja de la catedral, donde se estaban realizando obras de restauración, para lo cual se había montado un andamiaje de cien metros de altura. Cinco empresas trabajaban en esa obra. La quincena de operarios presentes en aquel momento ya han comenzado a ser interrogados por la policía.


Algo más que sí se sabe: el abismo estuvo cerca. Tan cerca como un cuarto de hora. Quizá si una veintena de bomberos no se hubiera encaramado a las torres con mangueras, hoy no quedarían más que las cenizas de Notre Dame.

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