Josefina Fernández Miguélez Directora general de Geriatros

‘No existe saturación en las residencias’

Josefina Fernández Miguélez Directora general de Geriatros
Geriatros es la primera empresa de geriatría de Galicia con 16 residencias y 13 centros de día en el territorio español. Propiedad del grupo Caixanova, tiene al frente a Josefina Fernández que considera que las administraciones públicas deben promover y financiar proyectos destinados a una sociedad que goza de una creciente esperanza de vida.
‘En este momento no existe saturación en las residencias, sin embargo, lo que se tienen que plantear las administraciones públicas es que la esperanza de vida es cada vez mayor y por tanto sí llegará un momento a medio plazo donde existirá un problema, este es el gran reto de las administraciones, que deben hacer ejecutiva su responsabilidad social, promoviendo y financiando proyectos.
Josefina Fernández Miguélez llegó a Geriatros desde el ayuntamiento de Gijón y reelaboró el plan de negocio de la compañía. Diez años después, la directora del grupo ha visto como se multiplicaban las residencias de la empresa bajo su dirección y el auspicio de Caixanova. Con una facturación de 20 millones de euros, 12 residencias y 8 centros de día en Galicia, el beneficio estimado de Geriatros pivota entre el 8 y el 10% de la facturación del grupo cuya plantilla cuenta con 997 trabajadores de los cuales el 80% corresponde a mujeres.

—El envejecimiento de la sociedad implica una saturación de las residencias de mayores que, en ocasiones, dificulta la elección de un centro y prolonga la espera para ingresar en él, ¿cómo ve esta situación?
—En este momento no existe saturación en las residencias, sin embargo, lo que se tienen que plantear las administraciones públicas es que la esperanza de vida es cada vez mayor y por tanto sí llegará un momento a medio plazo donde existirá este problema. Este es el gran reto de las administraciones, que deben hacer ejecutiva su responsabilidad social, promoviendo y financiando proyectos que cada vez demanda más nuestra sociedad. Para retrasar el ingreso en una residencia debemos tener, más proyectos de ayuda a domicilio, comedor sobre ruedas, centros de día y apartamentos tutelados.

—¿Qué problemas son los más frecuentes a la hora de ingresar en una residencia y qué consejos daría a la familia para afrontar el ingreso sin traumas?
—Realmente el proceso de ingreso no trae consigo ningún problema, aunque sí que es cierto que es en esta fase cuando más pueden añorar su anterior forma de vida, sus costumbres, su entorno, etc. Pero esto sucede en cualquier cambio, tiene que haber un periodo de adaptación. Lo que t i e n e que hacer la familia es mantener l a s costumbres que t e n í a n h a s t a e s e momento en su día a día, como las frecuencias de las visitas, los acompañamientos en las comidas o en las consultas externas, las actividades de ocio, etc. ya que este es su nuevo hogar.

—Las personas, a medida que suman años, se cierran más en sí mismas, ¿no es complicado reunir bajo un mismo techo personas de avanzada edad con un bagaje vital tan dispar?
—Estas diferencias tienen que ser vistas como ventajas y no como inconvenientes, ya que la convivencia diaria y el compartir sus experiencias, les ayuda a contrarrestar la soledad, lo que es beneficioso para todos. De todas formas, como en toda comunidad, claro que nos podemos encontrar algún problema de convivencia entre diferentes residentes, igual que nos los podemos encontrar en nuestra comunidad de vecinos o con compañeros de trabajo.

—En las residencias se apuesta por un envejecimiento activo, cuando sea posible, ¿es difícil convencer a la gente mayor de que participen en juegos o que salgan a pasear en lugar de sentarse frente al televisor?
—Es verdad que, inicialmente, algunos sí son reticentes a participar, por eso muchas veces nuestro equipo interdisciplinar tiene que estimularlos e insistir hasta que finalmente consigan que participen y luego son los propios residentes los que demandan estas actividades. Para conseguir que den este primer paso es importante explicarles que cuantas más actividades realicen más se retrasará su deterioro; y que es lógico que les asuste lo desconocido y los cambios en su rutina.

—Cada vez es más habitual ingresar en una residencia una vez llegada la tercera edad, ¿qué aporta el ingreso en una residencia y cómo se aborda a una persona mayor que no desea abandonar su casa pero que es incapaz de vivir sola para que se replantee su opinión?
—Siempre es difícil tomar la decisión de ingresar a un familiar en un centro residencial, pero creo que es un recurso que ayuda a que las familias puedan estar tranquilas. En un principio es difícil dejar a tus padres en una residencia hasta que ves que están contentos, que tienen su día a día ocupado, todas sus necesidades cubiertas, y muchos servicios que en sus casas no tienen, como son el servicio sanitario, el servicio social y el servicio de ayuda en la vida diaria, y que todo esto les hará la vida más fácil.

—En el desempeño de su trabajo, ¿percibe desatención e insensibilización hacia la tercera edad por parte de la sociedad?
—Al igual que en cualquier comunidad, nos podemos encontrar familias que visitan la residencias y participan en las actividades habitualmente y otras que no lo hacen, esto puede ser debido a que las familias saben que están en buenas manos y tal vez declinan la responsabilidad del cuidado al equipo multidisciplinar que compone el personal de Geriatros. Además, si tenemos en cuenta el éxito de los intercambios intergeneracionales entre los residentes y los colegios de la zona, que estamos llevando a cabo en todas las residencias de Geriatros, no diría que se pueda dar una insensibilización o desatención hacia los mayores por parte de la sociedad.

—¿Cómo percibe la tercera edad actual y qué previsión hace para el futuro más cercano?
—Percibimos una tercera edad más activa respecto a la de hace algunos años, que nos demanda más servicios, por eso nosotros les planteamos actividades de fisioterapia, animación sociocultural, terapia ocupacional, etc., entre los que se encuentran intercambios intergeneracionales, talleres de memoria, cursos de cocina, excursiones, etc.

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