LIGA DE CAMPEONES

Vinicius puso el broche al año de su vida en el Real Madrid

Vinicius Jr. celebra el único gol que se marcó en la final de ayer.
photo_camera Vinicius Jr. celebra el único gol que se marcó en la final de ayer.

Tenía que ser Vinicius. Tenía que ser el hombre que resucitó al Real Madrid en Manchester y el hombre clave para la conquista de la liga, el que diera el manotazo en la mesa y firmarse con su nombre la decimocuarta Copa de Europa del equipo blanco.

El futbolista brasileño, vilipendiado en sus inicios -por su falta de puntería, por sus bicicletas y por su perenne sonrisa pese a sus errores- puso su nombre a la altura de los grandes héroes de las noches madridistas. Si en el imaginario blanco cuando se habla de Ámsterdam el primer nombre que viene a la cabeza es el de Pedja Mijatovic, cuando se menciona Glasgow, aparece Zinedine Zidane, con Lisboa, asoma Sergio Ramos, y con Kiev, Gareth Bale, cuando el aficionado recuerde París, junto a Fernando Morientes, Steve McManaman y Raúl González, habrá un hueco para la sonrisa de Vinicius.

El brasileño, como un relámpago, apareció en el segundo palo para empujar un envío de Fede Valverde con el alma. Un disparo, un centro, lo que él quiera que sea, que pasó por delante de las narices de Ibrahima Konaté y de Virgil Van Dijk y que se posó en la bota de Vinicius. Un regalo como el que tuvo en el Santiago Bernabéu al inicio de la segunda parte contra el City. Aquel, recibido con mucha más violencia, se fue a la grada. Se le marcó como el culpable, si el Madrid caía ese día. Ayer, pasó de actor secundario a asumir el rol principal.

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