Opinión

Irene Montero quiere ocupar el trono

En Podemos ya no se niega que Irene Montero pueda ser candidata a la Presidencia del Gobierno. Pueda serlo, aunque dependerá de lo que tenga entre manos Yolanda Díaz. Pero si hasta ahora la prudencia aconsejaba a los dirigentes de Podemos a cuestionar el futuro de la vicepresidenta como candidata de ese partido, ahora existen dudas fundadas de que lo sea; incluso que forme parte de una de sus listas al Congreso de los Diputados con esas siglas. Ha sido Pablo Iglesias el que ha dado el pistoletazo de salida para poner en duda que Díaz tenga cabida en el proyecto de Podemos.

Lo hizo días atrás cuando intervino en la Uni de Otoño de Podemos, una cita que tenía como objetivo dar un balón de oxígeno al alicaído ánimo de la familia podemita, a la que los sondeos indican que pierde apoyos y no tendrá ni de lejos la presencia institucional y parlamentaria actual.

En su discurso, Iglesias -que fue quien designó a Yolanda vicepresidenta segunda y candidata de Podemos a la Presidencia del Gobierno- se refirió por segunda vez a Yolanda Díaz como una persona poco fiable desde el punto de vista político. La primera había sido en la campaña andaluza, cuando dijo que se sentía traicionado por la política gallega que, como se recordará, viajó a Andalucía para conseguir que el candidato a la presidencia de la Junta fuera quien ella deseaba y, después, protagonizó una oscura maniobra que tuvo como resultado que Podemos no pudo presentarse a esas elecciones porque la coalición que había formado con otros partitos se presentó en el registro fuera de plazo. Solo pudieron presentarse Izquierda Unida y Más País, que tramitaron su inscripción a tiempo.

En la intervención-mitin de Iglesias en la Uni transmitió muchas claves para el entusiasta público asistente. La más importante, su distanciamiento con Yolanda Díaz, antaño amiga tan entrañable, que no se había producido sorpresa cuando la señaló como su sucesora en Gobierno y partido. Segunda, el tono del discurso de Iglesias demostraba que no tiene la menor intención de quedarse al margen de la política. No con un papel activo respaldado por un cargo; probablemente no ha superado la humillación de haber sido vencido por Isabel Ayuso cuando se presentó candidato al gobierno de Madrid, una derrota tan aplastante que anunció que abandonaba la política. Lo hizo formalmente, pero sigue marcando la línea a seguir en Podemos, interviene en los actos importantes y sigue contando con voz y voto en el partido.

Beso en el escenario

Tercera clave, que se visualizó con el beso en la boca a Irene Montero en el escenario: era ella, Montero, su persona de confianza, su candidata para todo lo importante que se tenga que decidir. Probablemente, Montero tendrá mucho que ver con la candidatura a la Presidencia del Gobierno.

Si por cuestiones relacionadas con alianzas políticas, donde hay cambios todos los días en función de las nuevas circunstancias que se presenten, se produjera un nuevo acercamiento entre Yolanda y Podemos que superara el enfriamiento actual -que es congelación- y se inclinara otra vez la balanza en favor la vicepresidenta, Irene Montero debería ocupar un lugar de honor en las listas de Podemos al Congreso de los Diputados. Hoy por hoy es la favorita, la mujer que debe ocupar el trono del partido. Entre otras razones porque se ha asumido que Yolanda Díaz no tiene la menor intención de ocuparse en cuerpo y alma a Podemos, sino que sigue adelante con su proyecto Sumar.

Sumar es lo que ha provocado la animadversión de Pablo Iglesias hacia Yolanda, animadversión que ya sentían desde hace tiempo Irene Montero e Ione Belarra.

Iglesias sigue de cerca el proceso de creación de la plataforma Sumar, como hace también Pedro Sánchez, ya que de su éxito o fracaso puede depender la continuidad de este último al frente del Gobierno.

A Iglesias no le ha gustado la idea en sí, desde el primer momento se dio cuenta de que debilitaba a Podemos no solo porque dividía el voto de la izquierda sino porque la vicepresidenta segunda ha conseguido que cale la imagen de que es una mujer de izquierdas con más sentido de Estado que sus compañeros de Podemos en el Gobierno. Por otra parte se ha apropiado de iniciativas sociales que en buena ley no promovía ella sino el ala podemita del Gobierno. Como ha vendido que gracias a ella se ha logrado el importante acuerdo con la CEOE sobre la reforma laboral, sin aceptar que ese acuerdo rebaja sensiblemente los objetivos que se había marcado el Gobierno, que había exigido previamente la derogación de la ley, y después cedió en aspectos que eran importantes para la izquierda pero que la CEOE desde el primer momento se negó a negociar.

 Iglesias siente ahora especial inquina hacia Díaz por sus acuerdos con Errejón y Más País. En Podemos no queda más fundador del partido que Pablo Iglesias, abandonaron entre otros Carolina Bescansa, Luis Alegre e Iñigo Errejón. Continúa también Juan Carlos Monedero, pero siempre se ha movido más en el terreno ideológico que el estructural. Bescansa se fue de forma callada, se sintió mal tratada cuando Iglesias promovió a Irene Montero al cargo que ella tenía en la Comisión Constitucional, como la hizo portavoz parlamentaria en sustitución de Errejón. Lo que provocó que este último creara su propio partido y que diera la sorpresa en las elecciones autonómicas madrileñas cuando quedó muy por encima de Podemos… que tenía a Iglesias como cabeza de lista. Desde ese momento empezó a hacerse más visible Más País, con más presencia en la vida política y parlamentaria, y los sondeos indican que mejorará sensiblemente respecto a las anteriores elecciones autonómicas y generales.

Bajada de escaños

La Ley D’Hont castiga la multiplicidad de partidos de la misma familia ideológica, porque es una ley que potencia los partidos fuertes mientras que debilita a los más pequeños. Para Podemos por tanto lidiar en el mismo espacio de Sumar, en el caso de que Yolanda Díaz se encuentre en condiciones de presentarse con su propio partido en las generales, puede provocar una bajada importante de escaños de la formación morada.

Le ocurre lo mismo a Pedro Sánchez, le interesa que haya un número destacado de escaños a su izquierda, para garantizarse así un socio, o un compañero de gobierno, que le permita seguir en el Ejecutivo. Y la división entre Podemos y Sumar no suma tanto como presentarse bajo las mismas siglas. Es lo que hace pensar a Podemos, y a gran parte de dirigentes del PSOE, que finalmente Pedro Sánchez acabará ofreciendo a Yolanda Díaz presentarse en una lista en su formación. Arrastrará votos hacia el PSOE, ya que es es un personaje que ha conseguido una simpatía bastante generalizada hacia su persona, aunque en el mundo político hace tiempo que no la consideran una persona especialmente fiable.

Quedan casi siete meses para las primeras elecciones, las autonómicas y municipales, que determinarán el resultado de las siguientes, las generales. Antes de que llegue esa fecha, necesariamente se producirá la ruptura de la coalición de gobierno… y se sabrá qué ocurre con Sumar y en qué lista se integrará Yolanda Díaz.

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