Opinión

¿Qué pasa en los ayuntamientos?

Han subido con fuerza los impuestos en concellos

Los ayuntamientos de Nigrán y A Cañiza han aprobado subidas muy importantes de sus impuestos para intentar taponar los agujeros en sus cuentas, siendo los actuales alcaldes herederos de sí mismos, así que en realidad ya sabían lo que había en caja. No son los únicos. Los de A Guarda, Ponteareas y Baiona, ahora del PP y antes bi/tripartitos del PSOE y BNG, se han encontrado montañas de facturas sin pagar. Uno de los regidores me contaba esta semana que está sorprendido por las deudas, que aparecen por todas partes, en muchos casos como simples compromisos verbales para obras. También el presidente de la Diputación se quejaba, aunque no mucho la verdad, sobre que se había encontrado con que la mayoría del presupuesto de la institución estaba consumido en mayo, aunque hay que reconocer que en este caso se trata de una práctica habitual, sobre todo en las administraciones municipales cuando hay elecciones a la vista: a gastar como si no hubiera mañana y el que venga detrás que se apañe.

Más grave es lo de Nigrán y A Cañiza, donde sus alcaldes, ambos con mayoría absoluta y reelectos, han pegado una subida espectacular a las tasas. Como también es práctica habitual, lo hacen al poco de iniciar el mandato, con cuatro años por delante para que el malestar se vaya diluyendo. En el caso de A Cañiza su alcalde apela a la herencia recibida hace ya cuatro años: la situación resulta extremadamente grave y hay una amenaza cierta de Hacienda si no se toman medidas radicales. En Nigrán, justificó el tarifazo como “imprescindible si queremos gobernar de forma responsable y sin olvidarnos de quien más lo necesita” no sin añadir que no quedaba más remedio que un “subidón” para estabilizar el Concello y que el incremento de los valores catrastrales de las viviendas alcanzan pese a todo un coeficiente “muy lejos de localidades vecinas como Vigo”. Ahí quedó eso. 

Pasa algo similar en Ponteareas, otro ayuntamiento que podrían intervenir por hombres de negro y que lleva años acumulando proyectos económicos para ir tirando, cada vez con más deuda y dificultades. La pregunta es qué pasa en los ayuntamientos, si se trata de un hecho puntual de tensión en la caja o que sencillamente estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades, acumulando gastos crecientes que los vecinos tienen que soportar con cada vez más impuestos. La decisión lógica sería recortar -verbo maldito- gastos y por eso queda descartado, así que a subir impuestos. El futuro próximo apunta oscuro y más con el Gobierno de multicoalición que va a exprimir al contribuyente para pagar sus deudas políticas. No obstante, acepto la máxima del gran Carrascal de que cualquier tiempo pasado fue peor. Salvo en la música: ¿Reggaeton o Beatles?

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