Opinión

Lo mejor que le pasó a Vigo

Hace algún tiempo este diario preguntó a los vigueses cuáles habían sido los hitos más relevantes en los últimos 35 años, más o menos desde que salió a la calle Atlántico. Buena parte apuntó hacia la creación de la Universidad de Vigo, y parece que en este punto no hay discusión. Como ya se ha dicho en múltiples ocasiones, supuso dotar a esta ciudad de una institución de calidad y con proyección internacional. Ya es la mejor de Galicia, según los rankings más prestigiosos, y una de las que puntúan más arriba en los escalafones de universidades jóvenes, aunque también hay que anotar que falta mucho para dar un salto relevante y eso solo se logra mediante investigadores y publicaciones en revistas referentes. De hecho, la UVigo ni siquiera se ha definido y aunque parezca una institución tecnológica no lo es en absoluto. 

¿Y el segundo? Votaría por el programa Abrir Vigo al Mar, en su doble vertiente, como fruto de la colaboración de cuatro instituciones y como el primer intento serio por cambiar la cara de esta ciudad, hasta entonces poco luminosa y francamente incómoda, dotarla de servicios de los que no disponía, como la delegación de la Xunta, y sobre todo convertir un montón de calles llenas de coches y aparcamientos en espacios públicos en el centro, con las Avenidas como la gran plaza frente a la Ría. No hay más que echar un vistazo a las fotos de principios de los 90 para recordar lo que allí había. Y para ello hubo que construir un túnel audaz de cerca de dos kilómetros que se ha convertido en la gran vía subterránea, una autopista urbana que ha acercado todo y permitido que se cierre Porta do Sol sin que haya pasado nada. Hay que darles la razón -ahora, reconozco que yo era muy partidario- a quienes consideraban innecesario el túnel. Pues es verdad. Porta do Sol ya es una plaza, y ese es otro avance. Hacen falta, tras otro día para incluir en la borgesiana historia universal de la infamia.

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