Opinión

La legislatura empieza en Vigo

No hubo sorpresas ni podía haberlas desde que en la propia noche electoral Pedro Sánchez incluyó en sus aliados al orate de Waterloo. Cuatro meses que han servido para que el PSOE se tragara entero lo que rechazaba de plano -todo el argumentario indepe y la amnistía, para empezar- asumiendo una nueva visión retroactiva de la historia a cambio del poder. Y así comienza la legislatura, que promete ser entretenida. 

¿Y en Galicia y Vigo? Con el Gobierno volcado a satisfacer las demandas de los indepes en Cataluña y País Vasco, la agenda de ayudas multimillonarias y el sudoku presupuestario obligado por los pactos, me temo que poco va a quedar para esta esquina del Noroeste. Y, por tanto, en Vigo, pese al idilio que esta ciudad mantiene con el partido socialista, que se remonta al inicio de la democracia, 45 años atrás, y se ha mantenido ininterrumpido salvo en momentos puntuales y de forma efímera. Algunos datos. El más reciente: en las últimas generales, Vigo fue una de las ciudades de España que más votó a Sánchez. Y el acumulado: el PSOE gobierna en Vigo directa o indirectamente durante los últimos 40 años, contando los casi tres y medio que quedan del actual mandato. Se podría decir que el Vigo actual, desde finales de los años setenta del pasado siglo, es fruto de lo que decidieron sucesivos gobiernos locales con alcaldes y concejales socialistas. 

En cuanto a la agenda de Vigo con el Gobierno, sin novedad en el frente: en 2023 es la misma que en 2019 y en 2018, y si echamos hacia atrás, prácticamente coincide con la de 2003, con la construcción del AVE directo y la autovía como pesos pesados en el campo de las infraestructuras. Y a eso lo que se ha ido añadiendo. ¿Qué se puede esperar? Que llegue el AVE el próximo año con el Talgo Avril, por Santiago, of course. Y que siga en su puesto el ministro de Pesca, un político de perfil técnico que ha hecho un gran trabajo en Europa.

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