Estuvo ayer inusualmente duro Alfonso Rueda, que por la mañana anuló las agendas de sus conselleiros y salió a realizar una declaración con argumentos potentes que abre hostilidades por el arreglo de Pedro Sánchez con ERC. Que supondrá la amnistía también para la deuda del Gobierno catalán con el Estado, aunque la chatarra de neolenguaje lo vista de pacto por convivencia. El asunto lo merecía y Rueda no podía dejarlo pasar, lanzando un eslogan que resume el estado de las cosas: “Galicia continuará siendo leal pero no sumisa”. Probablemente, ninguna comunidad autónoma va a callarse, ni siquiera las tres gobernadas por los socialistas porque hacerlo supondría ponerse una soga al cuello. Todas exigirán recibir una parte proporcional a su población y deuda y Galicia ya ha dado el primer paso. Solo con esto ya tiene medio hecha la campaña para las autonómicas que están a punto de iniciarse, en cuanto se consume el pacto de Sánchez con toda la derecha y la izquierda independentista, que son menos que nunca pero cuentan más.
Ayer mismo, el presidente de la Diputación, que lo es también del PP provincial, aseguraba que ya están listos para iniciar el baile, a la espera de la fecha de la investidura de Don Pedro, que en definitiva depende del lunático de Waterloo. A partir de entonces, campaña a cara de perro entre dos bloques: el gubernamental (PSOE, BNG y Sumar, socios en el Ejecutivo central y con ello copartícipes de sus decisiones) y el Partido Popular, gobierno en Galicia y oposición en Madrid. Así de sencillo. Lo que dicen en el PP gallego: con Feijóo habría sido mejor, pero contra Sánchez será mucho más fácil.
