Opinión

Rubiales tiene que dimitir

El pasado domingo me senté delante del televisor para seguir la final de la Copa del Mundo de fútbol femenino entre España e Inglaterra. Tenía mucha fe en nuestra selección, dada la calidad de las 23 jugadoras y que la base de este equipazo entrenado por Jorge Vilda, es el Barça (mejor equipo de Europa en la actualidad), que aporta 9 jugadoras a la Selección Española, entre las que destacan: Alexia Putellas (dos balones de oro) y Aitana Bonmartí (mejor jugadora del Mundial y mi candidata al balón de oro 2023), sin olvidarme de Lucy Bronze y Keira Walsh que jugaron con la selección inglesa. España hizo un partidazo, su estilo de juego me recordó a la selección masculina cuando ganó el Mundial de Sudáfrica (tiki taka del mejor Barça de la historia de Guardiola) y ganó merecidamente la final con un zurdazo imponente de Olga Carmona (jugadora del Real Madrid), emulando al gran Iniesta en la final de Sudáfrica, si bien su alegría (designada MVP de la final), se vio empañada por el fallecimiento de su padre. 

La otra cara de la moneda fue el espectáculo bochornoso que protagonizó el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (el impresentable Luis Rubiales), en el palco, durante el desarrollo del partido (con un gesto obsceno, totalmente fuera de lugar), teniendo a su lado a la Reina de España y a la Infanta Sofía; en el césped con motivo de la entrega de medallas y de la Copa del Mundo, la cabeza visible del fútbol español, por muy eufórico que esté tras la victoria de nuestra selección, está obligado a mantener las formas y comportarse respetuosamente, te están viendo millones de personas por TV desde todos los rincones del mundo, y no procedía la forma de saludar tan efusivamente a las jugadoras del equipo nacional, y mucho menos que le estampes por sorpresa un beso en la boca a la jugadora Jenni Hermoso (uno de los baluartes de nuestra selección, ex del Barça y máxima goleadora de la historia del club, con 181 goles); y finalmente en el vestuario (…), lo único que consiguió además de dañar la imagen de España es cavar su propia sepultura, ya que no puede permanecer ni un minuto más al frente de la RFEF.

La conducta machista e indecorosa de Luis Rubiales, totalmente reprobable, no puede empañar un acontecimiento memorable: España es la nueva Campeona del Mundo de fútbol femenino (igualando a la selección masculina, ambas ya tienen una estrella). Yo no soy quién para juzgar a nadie, para eso están los Tribunales de Justicia, o en el ámbito deportivo, el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) que podría inhabilitarlo entre 2 y 15 años por conducta indecorosa. Lo que tengo muy claro es que hechos de esta naturaleza no pueden quedar impunes, no se pueden volver a repetir y menos cuando está en juego el prestigio de la marca España en el mundo. Los dirigentes tienen que ser consecuentes con el cargo que ocupan y estar a la altura de las circunstancias, y de no ser así, hay que ponerlos en su sitio y se tienen que atener a las consecuencias. Rubiales se aferra a la poltrona, pero tiene que asumir sus errores e irse a su casa si le queda un mínimo de dignidad. ¡Ejemplaridad en el cargo!

(*): Científico, académico, escritos y humanista.
 

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