Opinión

Para Gobierno y pueblo griegos, Constantino era simplemente el señor “Glücksburg”

El Gobierno Griego no ha permitido que las exequias del ex rey Constantino hayan tenido rango de funeral de Estado. O sea, un mero un acto privado, por muchas casas reales que se congregasen Muy amigo era de Juan Carlos, y gracias a él la periodista Selina Scott pudo hacer su reportaje pegada al ahora rey honorífico, con una proximidad que nunca se permitió a periodista español alguno, cosa que en su momento desagradó al leal jefe de la Casa Real, el leal Fernández Campo, contrario a aquella excepción. Poco duró en el cargo el jefe de la Casa Real que advertía al ahora rey honorífico de sus inadecuados comportamientos.

En sus visitas a España, gozaba Constantino de tratamiento y privilegios de Estado. Las autoridades griegas no le permitieron el uso del apelativo “de Grecia” para extenderle pasaporte de ciudadano griego corriente, quien debía utilizar su apellido personal. Lo llamaban “Constantino Constantino”, por lo que se hizo plenamente danés, para usar la denominación vetada. El uso del apelativo “de Grecia” por parte de la familia del ex Rey se extendió, pese la postura del Gobierno griego a todos sus miembros, como reconocen los más autorizados especialistas y alcanzaría a la Reina Sofía y a sus hijos. Su apellido real es Glücksburg-Sonderburg, de la casa Schleswig-Holstein. El empeño del ex rey provocó la ira de las autoridades de su país y contribuyó a su impopularidad. Lo llamaban despectivamente el señor “Glücksburg”, recordando que encarnaba el recuerdo de una dinastía extraña, impuesta a Grecia en el pasado por las potencias extranjeras. 

En función del respeto que el Estado español debía a la soberanía del pueblo griego, éste es –como ha hecho Simeón de Sajonia Coburgo- el apellido que, con la misma naturalidad que Borbón, deberían asumir la ex reina y el propio actual rey. “Si se insiste en seguir usando el apelativo “de Grecia”, antes o después habrá problemas con la república helena”, advirtieron en su día algunos diplomáticos.  El argumento era incontestable: Si el gobierno griego no reconocía ni permitía al ex rey Constantino que se denominase “de Grecia” era evidente que esta prohibición se extendía al resto de los miembros de su familia (hermanas, hijos, nietos, sobrinos) y alcanzaría, por tanto, al propio Felipe VI. Sería incongruente que el Gobierno griego no permitiera usar el apelativo “de Grecia” a Constantino e ignorase que lo usasen otros de sus familiares de modo oficial. Aunque este aspecto nunca se ha abordado en España. Cierto que el que uno se llame a sí mismo de uno u otro modo poco importa, salvo cuando se hace pública y oficialmente, ejerciendo un derecho que las autoridades soberanas de un país han denegado, y con el que España mantiene cordiales relaciones como miembros de la Unión Europea. De ahí que algunos especialistas dicen que por respeto a una nación soberana que se libró de una familia no querida, Felipe VI debería usar como segundo apellido el natural de su madre, o sea, Glücksburg-Sonderburg, de la casa Schleswig-Holstein.

Te puede interesar