Opinión

PUESTA DE LARGO

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo allá que se fue al Parlamento Europeo, y entre moda y entre oles por España se brindó, en la presentación de la Marca España, que pretendía ser un acto que destacara las potencialidades de nuestro país en numerosos aspectos de la actividad productiva y que alejara la imagen estereotipada que tiene en otros países. Sin embargo, los organizadores del acto fueron los primeros en caer en el lugar común. La puesta de largo fue un desfile de moda ?bien, se trata de una industria potente y se cuenta con diseñadores de prestigio-, seguida de una degustación de tapas ?gastronomía en versión refinada y gancho turístico, aunque lo importante para el empleo es que ingleses y alemanes sigan llegando masivamente al olor de la paella, y todo animado, como no, por un espectáculo flamenco, para desmentir lo de la España de charanga y pandereta.


Si se pretendía cambiar el estereotipo bien podrían haber llevado al mejor físico joven europeo, Diego Martínez Santos, que no ha tenido acceso a una beca de investigación en su país, para hablar sobre el estado de la ciencia en España -sometida a severos recortes-, o como se trataba de un acto semifestivo que hubiera bailado Tamara Rojo, que el pasado año fue nombrada directora artística del English National Ballet, acompañada de una orquesta de jóvenes intérpretes, que las hay y muy buenas, por ejemplo.


En la puesta de largo de la Marca España ?operación de márketing- estuvieron presentes varios empresarios representantes de algunas de las empresas multinacionales españolas punteras en campos como las energía o la industria agroalimentaria, pero se echó en falta una buena representación de las pyme nacionales que conforman el 90% del tejido productivo, que dan trabajo a más del 80% de los empleados que conservan su trabajo y que son esenciales para que las primeras desarrollen sus proyectos.


En tono pesimista y vista desde dentro la Marca España se caracteriza por tres 'd': desigualdad ?creciente con la crisis-; desempleo ?campeones de Europa- ,y desequilibrios ?sobre los que la UE llama continuamente la atención, que tiene como consecuencia que nuestro país se encuentre, como afirma el expresidente Felipe González, 'no en recesión sino en depresión'. Sin duda que hay fortalezas, que el ministerio de Exteriores ha reunido en distintos documentos en los que se pone de relieve aspectos variados, desde que muchas de las grandes infraestructuras que se construyen en el mundo las levantan empresas españolas ?como se encargó de destacar García-Margallo, hasta los éxitos deportivos individuales y de equipo, los únicos que levantan el ánimo colectivo.


Pero hay dos puntos esenciales en los que España debe trabajar para fortalecer su 'marca', que se que encargó de destacar el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia: la necesidad de romper con la idea preconcebida del 'norte industrioso y sur perezoso', cuando los países europeos han comprobado la capacidad de trabajo de los emigrantes españoles de sucesivas oleadas, o el hecho de que los trabajadores españoles trabajan más tiempo que la media por menos salario que la media; y los valores de la Transición, 'consenso, transacción y pacto'. Y este aspecto político de la Marca España si parece que se podrá transmitir, lejos del 'Cook&Fashion' en la próxima cumbre europea, porque parece que está muy avanzado el primer gran pacto de la legislatura entre el PP y el PSOE, al que pretenden sumar a otros partidos, para que Rajoy defienda con mayor fortaleza la necesidad del cambio hacia las políticas de crecimiento.

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