Opinión

El mapa se tiñe de azul

La encuesta preelectoral publicada por el Centro de Investigaciones Sociológicas confirma que el mapa autonómico español se tiñe de azul, el color del Partido Popular, que se haría, a priori, con el Gobierno de casi todas las comunidades autónomas en liza. La gestión de la crisis y los cerca de cinco millones de parados pasan a los socialistas una factura que no pueden pagar a expensas de una campaña electoral en la que siguen centrando su mensaje en que los ciudadanos deben votar por “arreglar su ciudad” y no el mundo, con una ingenuidad digna de mejores causas y en las que los votantes están decididos a dar una patada a Rodríguez Zapatero en el culo de alcaldes y presidentes autonómicos del PSOE.

No obstante, las elecciones autonómicas prometen grandes batallas en aquellas comunidades en las que se introduce algún tipo de variación con respecto a las de hace cuatro años, bien por el cambio de candidatos, bien por la aparición de nuevos partidos. Los socialistas que han llegado a gobernar simultáneamente en ocho comunidades autónomas – Aragón, Asturias, Baleares, Castilla-La Mancha, Cataluña, Extremadura, y Andalucía y País Vasco (que no celebran elecciones)- y ostentaban la vicepresidencia en el gobierno cántabro, podrían mantener solamente Extremadura, pactando con IU, aunque el PP ganaría en votos y escaños

La batalla de Castilla-La Mancha tiene como vencedora a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, frente a José María Barreda, según el CIS. Le serviría en bandeja a su ‘jefe’ uno de los feudos del PSOE en el que no habían gobernado todavía desde la reinstauración democrática. Una victoria que supondría un respaldo a su gestión en la dirección del PP. Un escaño separa a ambos candidatos de la mayoría absoluta y de ahí que la campaña electoral en la región se prevea encarnizada hasta el último minuto por la magnitud del efecto psicológico que esa pérdida tendría en el seno del PSOE.

Situación nueva también en Navarra donde el partido mayoritario UPN se repartirá el electorado de centro derecha con el PP que comparece por primera vez separado del partido de Miguel Sanz. En esta comunidad el PSOE está dispuesto a mantener el statu quo actual y a apoyar a los regionalistas navarros si lo necesitan, los cuales, a su vez, y ahora con un diputado más, suelen apoyar a un PSOE necesitado de votos en el Congreso. Pero esta situación puede cambiar radicalmente en función de los resultados autonómicos y el juego de mayorías.

Y jarro de agua fría para Francisco Álvarez-Cascos y un respiro para el PP en Asturias, porque el nuevo partido del ex dirigente popular obtiene solamente 7 escaños –otras encuestas le dan hasta la posibilidad de gobernar en solitario- y aunque divide de forma notable el voto de centro derecha, la suma de ambos obtendría la mayoría absoluta, por un escaño, frente a la coalición PSOE-IU.

Pero queda por delante toda una campaña electoral que será más intensa donde las distancias son más cortas. Y mientras que donde el PP gobierna, lo hará con mayor soltura, el PSOE confía en que sus votantes no hayan dicho toda la verdad cuando les preguntan en las encuestas.

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