Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
Hace unos años un amigo que es un empresario español que exporta componentes de automóvil, se asombraba cómo en muy pocos años las prensas que se fabricaban en China y empzaban a venderse en Europa a un precio inferior a tres veces lo que cuesta una prensa equivalente fabricada en Europa, habían pasado de ser equipos poco fiables y propensos a las averías, a ser equipos que podían competir en fiabilidad y durabilidad con los mejores de Europa. Esa sensación la tiene cualquier fabricante de cualquier sector productivo europeo. China ha pasado de ser un país que copia a un país que fabrica como el mejor. Cualquiera que haya conducido un coche eléctrico chino puede dar fe de ello. La sensación que teníamos desde Europa de que nunca aprenderían a hacer las cosas como nosotros, ha pasado al terror de contemplar cómo pueden hacer las cosas, incluso, mucho mejor que nosotros. Algo parecido ha ocurrido en el mundo de la ciencia y las universidades. Hasta hace unos pocos años, los chinos venían a occidente, supuestamente, a aprender. Hoy siguen viniendo (China tiene a través del “China Schollarship Council” una de las agencias exportadoras de talento más poderosas del mundo), pero cualquiera que haya visitado una de sus universidades de élite o uno de sus “State key labs” (una red de más de 500 laboratorios de élite de especialidades científicas de todas las áreas), habrá comprobado que tienen laboratorios que no tienen que envidiar nada a los occidentales, japoneses o coreanos, y que cuentan con niveles de financiación envidiables, con sistemas basados en el elitismo (sin pudor), que les empuja a hacer ciencia de primer nivel. Y son muchos y trabajan mucho más que nosotros.
Ya han demostrado que son capaces de fabricar y de hacer mejor (al menos igual) innovación que nosotros, los altivos occidentales, pero lo mas inquietante no es esto: China controla la mayoría de la deuda de todo el mundo, tiene el control de la mayoría de materias primas fundamentales y es el principal “transformador mundial” de materiales esenciales. Y para colmo, siendo el 17% de la población mundial y el 15% del PIB mundial, ellos solos consumen más del 50% del acero, aluminio, níquel, carbón, cemento, cobre,… ¿Y les preocupa el suministro de materias primas? En absoluto. Además de poseer en su territorio reservas importantes de la mayoría de minerales fundamentales (críticos y estratégicos), se han encargado de adueñarse de la mayoría de las minas de África y un importante número de América del Sur. Y se han especializado en el procesado de materias primas esenciales. Por ejemplo, controlan más del 90% del grafito procesado de mundo (imprescindible en baterías de ion-litio), el 60% del litio, el 80% de las tierras raras, el 65% del cobalto, el 40% del cobre. El 55% de las baterías que se utilizan en coches eléctricos (incluyendo Tesla), se fabrican en China y el 90% de su reciclado, también se hace en China. Hay otros muchos números e indicadores que debieran hacernos reflexionar, pero al menos yo, tengo la sensación de que si Europa no espabila en muchos sentidos, habrá un momento en el que perteneceremos a China. A mi me resulta muy curioso que en los últimos tiempos, China esté en un segundo plano en todos los conflictos bélicos que nos asolan, es como si trataran de pasar desapercibidos, porque lentamente, sin llamar la atención se están haciendo con el mundo. ¿Debemos preocuparnos por China? Que cada cual se conteste a sí mismo esta pregunta.
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