Álex Sierpes florece desde O Baixo Miño

Solo tiene 16 años, pero el mundo atlético del área de Vigo lleva oyendo hablar de Álex Sierpes desde hace bastante tiempo. Promesa, potencial, futuro. Palabras siempre asociadas a él. Todavía lo siguen siendo. Pero, de unos meses a esta parte, el brote está empezando a florecer. Enrolado en las filas del potente Vicky Foods, ha cuajado un invierno fantástico, con participación en el Europeo de cross sub-20 contra chavales tres años mayores que él. Una dinámica ascendente que se coronó el pasado fin de semana como la medalla de oro en el 3.000 del Campeonato de España sub-18 en pista cubierta de Valencia. El joven fondista guardés firmó 8:23.29 para batir el récord del campeonato. “Es una recompensa al trabajo desde pequeño”, confiesa.

“Muy contento”, dice con timidez Álex, ya en casa unas cuantas horas después del éxito. “Salió como tenía que salir”, explica sobre una carrera que gobernó desde el principio hasta el final. Marcó un ritmo que fue ascendiendo progresivamente hasta reventar la prueba. “Era la idea”, reconoce. Solo Pere Mas pudo aguantar el tirón para ser segundo. El joven Sierpes está satisfecho por lo conseguido, aunque no sorprendido. “Fui sabiendo que estaba en un buen momento de forma. Sin desmerecer a los demás atletas, pero corrí con mucha confianza”, confiesa.

“En O Baixo Miño tengo lo que necesito y mientras siga siendo así, voy a exprimirme al máximo”

Todos estos éxitos se han construido en O Baixo Miño. Álex entrena en A Guarda, Tomiño y O Rosal con su hermano Christian a las órdenes de su padre Javier, que también fue atleta. “Aquí tengo lo que necesito y mientras siga siendo así, yo voy a exprimirme al máximo”, confiesa el pequeño de los Sierpes, que cursa 1º de Bachillerato y, por el momento, no se plantea abandonar su tierra. “Aquí estoy muy bien. No te digo que en dos años no me pueda plantear marcharme, pero por ahora estoy encantado”, apunta. Más tajante se muestra con la posibilidad de irse a Estados Unidos para estudiar en la Universidad. “Cada vez lo veo más lejos eso. A nivel educativo sí que está bien, pero deportivamente no me convence”, expresa con una madurez impropia para su corta edad. Y más con los pájaros que pueden revolotear por la mente con tantos triunfos. “Estoy acostumbrado a ganar desde muy pequeño, pero mis padres y la educación que me dan me ayudan a tener la cabeza amueblada”, concluye.

“Correr es mi vida; soy feliz de que mi padre me enseñara el atletismo”

Pese a su insultante juventud, Álex Sierpes es capaz de identificar a la perfección sus sentimientos cuando corre. “Simplemente ir a rodar con mi hermano ya es genial. Me hace desconectar”, destaca el joven guardés, que lo tiene claro: “Correr es mi vida”. En ese sentido, derrocha agradecimiento hacia su padre Javier, culpable de inocularle el bendito veneno atlético. “Soy feliz de que me enseñara lo que es el atletismo”, subraya, mientras recuerda andanzas desde que era (aún más) pequeño. “Desde siempre me gusta el cross porque me llevaban a Atapuerca o a Soria. Del 1 al 10, le pongo un 9. Me encanta”, proclama.

“Isaac Viciosa fue un fuera de serie; el Vicky es una locura” 

El Vicky Foods en el que milita Álex es uno de los clubes más potentes de la escena atlética española y viene a ser el equipo federado de la escuela de Isaac Viciosa, mítico fondista español, campeón de Europa del 5.000 en el 98. “Fue un fuera de serie, así que es una alegría que me llamasen. Desde el primer momento me quisieron y es una locura cómo funciona el equipo. Tendrías que estar dentro para saber lo que es”, explica el guardés, que defendió su camiseta en el Europeo sub-20 de cross, el que obtuvo la plata por equipos. “Fue una experiencia espectacular. Los compañeros me trataron muy bien”, recuerda.