Este Celta me gusta
Este Celta me gusta. Sí, pese a la goleada en contra. Sí, este Celta me gusta. Benítez sacó un 4-4-2 en el que rescató del ostracismo a Kevin Vázquez para situarlo en el lateral y poner por delante a Mingueza, ese defensor con alma de jugón y de constructor de fútbol. Y, durante mucho tiempo, el Celta dominó a un aspirante claro al título liguero como el Atlético, pero la expulsión de Iván Villar cambió todo. Estropeó todo y, pese a un buen Celta, encajó una goleada.
El 4-4-2, sin rombo
Defensa en campo propio salvo en algunas ocasiones claras tras pérdida. Robo y transición rápida con asociaciones en el centro del campo. Siempre con Iago Aspas caído desde la mediapunta, indetectable, y ayudado por Bamba y Mingueza. Asociaban y rompían línea. En doce minutos, el Celta tuvo cuatro llegadas claras al área y apenas sufría atrás. Todo iba bien.
La falta de acierto
Un partido más, los atacantes del equipo vigués hicieron un montón de cosas bien. Larsen ganaba batallas aéreas, tejía el ataque, elaboraba con juego de espaldas y tiraba buenos desmarques. Sus compañeros lo veían y llegaban las ocasiones, pero no aparecía el gol por falta de puntería propia o por paradas de Oblak. Y así, es muy complicado ganar.
La primera acción clave
Y el Celta se encajó el 0-1 en un balón intrascendente que se le cayó a Iván Villar. Centro lateral en el que erró, Morata metió la pierna y lo derribó el guardameta en el intento de corrección. Penalti, expulsión y gol. El 4-4-2 pasó a 4-4-1 con Larsen en la banda y Kevin de regreso al banquillo. El Celta perdió presencia en el área contraria y tenía más problemas para salir, pero, pese a ello, lo consiguió y volvió a tener opciones de igualada. De nuevo erró y, de nuevo, lo pagó. Quizás era cuestión de tiempo, pero el propio equipo vigués facilitó el trabajo visitante. Regaló demasiado en circunstancias adversas.
La segunda jugada determinante
En inferioridad, el Celta de la segunda parte comenzó a perder fuelle. Faltaba físico ante un Atlético que movió el equipo antes al disponer de más recursos y Rafa Benítez optó por cambiar a Aspas y a Beltrán para dar piernas. Lo que encontró fue el segundo tanto en contra debido a un error al ir al corte Unai Núñez. Cierto que el Celta ya sufría más, pero el regalo supuso el final del encuentro.
El resumen, la debilidad
El partido dejó un Celta con buenas sensaciones, con jugadores en ataque que parecen crecer y con la sensación de tener una mandíbula de cristal. El dibujo táctico resultó bueno porque el Celta ganó en profundidad y, con igualdad numérica, en contención. Apenas generó su oponente. Los detalles individuales fueron nefastos: expulsión, error en despeje, remates malos. Igual estoy loco, este Celta me gusta.
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