Los expertos señalan que la temporada arrancó con fuerza este año gracias a las lluvias del último tramo del verano y piden a la población que se asegure de lo que recoge
La temporada de setas arrancó con fuerza este año gracias a las tormentas que se registraron en el último tramo del verano. “Esas lluvias vinieron bastante bien”, señala Óscar Requejo, presidente del Grupo Micológico Gallego Luis Freire. Ahora esperan que no se corte el camino iniciado con los primeros champiñones y boletus, porque vienen al menos dos semanas de altas temperaturas y no se prevén lluvias. Las setas son de otoño pero la calidad y la cantidad de las especies varía mucho en cada temporada. “En los últimos años es bastante impredecible”, reconoce Requejo.
Según aseguran, la afición a las setas es un fenómeno que va en aumento porque “la gente está descubriendo que es un recurso importante del monte” y es una actividad que se disfruta, sobre todo para los amantes de la naturaleza y de este fruto.

En paralelo hay también cada vez más oferta de jornadas, cursos o charlas organizadas por distintas entidades para las personas que quieran conocer más sobre este alimento y para evitar posibles intoxicaciones. “El momento más peligroso es cuando aprenden tres o cuatro cosas porque se confían y pueden confundirse, es mejor la situación de los que aún no saben nada porque tienen más cuidado”.
Una de las curiosidades del mundillo es que la población se divide en dos grandes grupos según el tipo de seta que prefieren, la mitad son amantes de los níscalos y la otra mitad, a partes iguales, del boletus. En Vigo hay un poco de todo, desde las setas más típicas de interior como el níscalo hasta las propias de bosques atlánticos pegados al litoral, donde el suelo es más ácido, como el robellón.
Es además una afición que fomenta los paseos por el monte, la fotografía y el turismo a pequeña o gran escala. “Hay personas que van a coger setas a los montes de Italia o a los cotos de Soria”, explican.
Recuerdan que si se van a comer se deben recoger en sitios limpios, alejados de vertederos, cunetas, zonas muy urbanizadas o con tráfico. “En los parques urbanos no es recomendable”. También está prohibido en las islas del parque nacional de las Illas Atlánticas.
“Hay pocas setas venenosas, pero hay que ir con cautela"
Óscar Requejo recomienda cautela máxima a todos los aficionados. “Hay que tratar todas las setas como si fuesen venenosas hasta que se demuestre lo contrario”, apunta. En su opinión, es importante consultar siempre con expertos o con las asociaciones micológicas antes de comer las setas que se recogen en el monte porque “te puedes confundir”. Lo dice por experiencia, porque muchas personas le han pedido que les informe si las setas que habían recogido eran por ejemplo boltus y “no tenían nada que ver”.
En cuanto a las setas venenosas, asegura que hay pocas, “son muy atractivas” y es un riesgo no conocerlas bien. Ayuntamientos como Mos y O Porriño suelen organizar jornadas micológicas, así como muchas otras entidades. En temporada no es difícil encontrar la forma de apuntarse a uno de estos cursos, según aseguran. El Grupo Micológico Gallego lleva el nombre de Luis Freire, un científico gallego que fundó esta asociación y fue también miembro fundador de la Sociedad Gallega de Historia Natural, del Grupo Botánico Gallego y de la Asociación de Amigos de la Casa de las Ciencias.