Víctor Alfredo se vino de Perú a Vigo buscando tranquilidad tras ser amenazado, Alberto de Venezuela buscando estabilidad económica, Ángel de Venezuela también por un futuro mejor para sus hijos y Cheikh desde Senegal porque quería trabajar en Europa.
En una sociedad envejecida como la gallega, y la europea en general, que necesita de mano de obra que venga de fuera para seguir con su crecimiento, las personas extranjeras afiliadas a la Seguridad Social en Vigo y la provincia de Pontevedra crecen y cada vez son más. De ahí que sean necesarios cada vez más mecanismos y herramientas para que estos trabajadores y trabajadoras se sientan confortables en la nueva sociedad que los acoge y en la que van a quedarse a vivir, ellos y sus familias.
La tendencia de crecimiento se inició en 2015 y sólo se detuvo en 2020 por la pandemia. Incluso se ha acelerado en los últimos años con un incremento más intenso. La Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre señala que ya son más de 17.000 las personas extranjeras afiliadas a la Seguridad Social en Vigo y la provincia (tanto trabajadores por cuenta ajena como autónomos), que supone un 12,6% más que un año antes y el doble en diez años, en 2014 apenas superaban las ocho mil.
En concreto se trata de unos 14.000 trabajadores por cuenta ajena, a los que se suman 3.300 autónomos que han montado su propio negocio en Vigo o en alguno de los municipios de la provincia de Pontevedra, con o sin asalariados.
Según la información de la EPA que se puede consultar en el Instituto Galego de Estatística (IGE), buena parte de los trabajadores por cuenta ajena extranjeros están en la hostelería, que contabiliza más de 3.000; seguida de la industria manufacturera, que cuenta más de dos mil personas; y en el tercer puesto el comercio, con casi dos mil personas; seguido del transporte con unas 1.300 personas.
En cuanto a los autónomos extranjeros se decantan por el comercio en primer lugar, seguido de la hostelería y el transporte en tercer lugar, aunque están también en otros sectores, como la construcción, las comunicaciones, actividades financieras y seguros, actividades científicas, administrativas, educación, actividades sanitarias, actividades artísticas y otros servicios.
La mayoría de las personas afiliadas extranjeras están en el régimen general, el 72%, le siguen el régimen de autónomos (17%), luego el de empleados de hogar (6,5%), el régimen del mar (3%) y finalmente el régimen agrario (1%).
En cuanto al lugar de procedencia, la mayoría proceden de países de fuera de la Unión Europea. En el caso de la provincia de Pontevedra, el IGE no ofrece en concreto los países. Para Galicia sí ofrece los países, por lo que se podría extrapolar y se trata en su mayoría de Venezuela y Colombia; en el caso de países UE, son mayoritarios Portugal, Rumanía e Italia.
“Tenía trabajo en Senegal, pero nos cuentan muchas películas de lo que es Europa”
Cheikh Seck llegó hace 17 años de Senegal a Europa, primero a Francia y luego a España. Estuvo en Madrid, Barcelona y Santiago antes de desembarcar en Vigo porque unos amigos le hablaron de la ciudad. “Me gustó el clima y me quedé”. Ahora tiene una tienda en el centro comercial A Laxe. “Primero estuve trabajando unos años en hostelería. Quería montar un negocio que fuera mío”, explica.
Sobre su establecimiento apunta que “aquí diseñamos todos los artículos, tanto los de textil como los bolsos y bisutería y luego producimos en Senegal con telas de algodón cien por cien, que es bueno para el frío y para el calor. Trabajamos de manera sostenible y responsable. Los modelos son exclusivos, no hay dos iguales”.
También lamenta que “desde la pandemia las cosas van mal. A ver si el verano y el turismo levantan un poco las cosas, porque van mal. A ver si mejora”.
Sobre volver a Senegal afirma que sí: “Pienso en volver algún día y compartir mi experiencia y enseñarles lo que es la realidad de Europa, que es diferente a lo que nos cuentan”. ¿En qué es diferente Cheikh? “En que nos cuentan muchos faroles y películas de lo que es Europa. Yo tenía trabajo en Senegal, pero pensé en buscar un futuro mejor en Europa, pero tuve que empezar de feriante en pueblos y en fiestas”, recuerda.
Sobre aquellos inicios, rememora que estudió Economía y Empresa en Senegal, “pero al llegar a Europa no pude convalidarlo, porque entró el Plan Bolonia y no pude pagar la convalidación, así que empecé de feriante”.
Ahora lleva 7 años con el negocio y tiene mucha clientela, más los turistas que llegan cada día a la ciudad y que se quedan sorprendidos delante de su tienda.
