Negocios de tejidos, cerámica o gastronomía singulares coinciden en los bajos comerciales, atrayendo a los turistas
Abeleira Menéndez, Cruz Verde, San Sebastián o Ferrería son las calles rehabilitadas en la parte alta del barrio histórico. Desde el Consorcio del Casco Vello ofrecen muy buenas condiciones para favorecer que se establezcan negocios concretos en los bajos comerciales con un perfil muy concreto y las mantienen los primeros años. Esto lo está convirtiendo en el nuevo referente artesanal de la ciudad con un abanico de productos singulares que conviven con otros aspectos del sector creativo como dos productoras de cine, una escuela de magia o una tienda de cómic.
Para octubre está previsto que se inaugure el taller de costura y showroom On Atlas de la diseñadora María García, ahora en obras en Ferrería, 5. La marca, iniciada en 2018, se hizo popular al vestir a la Reina Letizia para su asistencia a la feria ARCO. Proyecta un espacio donde mostrar sus prendas, pero también donde establecer su obradoiro para ropa de encargo.
Una de las características en común de gran parte de los establecimientos asentados en la última convocatoria del Consorcio es el aspecto didáctico de sus actividades. Ceramistas como Blaurtopías, en Cruz Verde, 12 o estampadoras como Uxío, Antía y Nuria de Las Flores de Greta prevén organizar cursos de formación en sus respectivas especialidades. Fomentan así otro de los distintivos de los gremios artesanales, yendo más allá de la simple comercialización.
La singularidad de los artículos que se ofertan y el entorno, el Casco Vello, es un atractivo para los turistas. Fundamentalmente, los cruceristas se encuentran entre sus principales clientes, seguidos por los vecinos de la zona. Entre los principales valores del barrio, los recién llegados destacan la gran afluencia de viandantes. La oferta cultural del barrio se dinamizó con la asociación Carlos Oroza en la antigua Casa da Collona, en la Praza do Abanico.
“Los cruceristas compran dos pastas y muchísimas botellas de agua”
Kiko Castiñeiras, con experiencia en la hostelería (La Mina o La Juakina), se apuntó en esta ocasión a la pastelería. Está al frente de un despacho de pastas artesanales con la pastelería Navaza, en la rúa Abeleira Menéndez, 13. “El obrador funciona en Lalín desde hace décadas y tiene muy buena aceptación, son pastas y tartas artesanales hechas con mantequillas belgas y chocolates suizos”. Oferta productos sin cremas ni natas, “estamos especializados en postres de viaje, se conservan mucho tiempo”. Entre sus mejores clientes están los turistas. “Por esta calle baja y sube mucha gente, muchos cruceristas se paran, compran dos pastas y muchísimas botellas de agua”. En su interior solo hay una mesa con dos sillas. “No es un local para quedarse a tomar algo, el concepto es comprar para llevar”. La pastelería lleva abierta dos meses y Castiñeiras está encantado.
“Fue muy positivo la apertura del local”
Desde el primero de abril Uxía, Nuria y Antía establecieron su marca Las Flores de Greta en Abeleira Menéndez, 11. El proyecto, que lleva funcionando más de cinco años online, estrena ubicación física. Son estampadoras artesanales que traspasan los pigmentos naturales de las hojas y las flores a tejidos de calidad como el algodón, la seda o el lino. Además del local, las instalaciones disponen de una zona exterior donde completar su proceso creativo. “Estamos muy contentas, aquí disponemos de espacio para el taller con un espacio formativo, pero también para oficinas y zona de exposición que abrimos un día y medio a la semana como tienda”. En estos meses establecidos en el Casco Vello incrementaron sus compradores. “Creemos que fue muy positivo la apertura del establecimiento, atrae mucho la atención de los turistas que pasan por aquí que se paran a ver, aunque los primeros en venir fueron nuestros clientes de siempre, después la gente de la zona”.
“Cambié las ferias por una tienda, donde también tengo el taller”
Miguel Guerrero lleva más de 30 años dedicándose a la artesanía. Bajo el nombre de Almar trabaja la cerámica y el modelado con papel maché. “Cambié las ferias por una tienda donde también tengo el taller; es más cómodo, uno ya tiene una edad y me apetecía asentarme”. Entre sus obras hay colgantes, pendientes, bolsas y artículos de decoración, desde figuras a lámparas. Afirma que su pieza estrella aún está por venir. Sus creaciones lucen motivos celtas y son muy demandados por los turistas. Lleva varios meses en un establecimiento que ornamentó el mismo con obra propia y con material reutilizado. Llama la atención las estanterías realizadas con palos de escoba empapelados. “Estoy contento, por estas escaleras hay mucho movimiento y la gente entra a ver qué hay en la tienda tanto vigueses como visitantes”.