Abejas y avispas

El 5% de la población sufre alergia ante avispas y abejas

El alergólogo Luis Arenas tiene su consulta en la Clínica Gaias de la calle Ballesta.
photo_camera El alergólogo Luis Arenas tiene su consulta en la Clínica Gaias de la calle Ballesta.
Los pacientes que tiene una reacción local extensa deben acudir al especialista para evitar una reacción mayor en la próxima picadura de estos insectos o incluso la muerte

La época de las picaduras de abejas y avispas empieza con el buen tiempo. Queda menos para que se activen las colmenas y para que las abejas se hagan más visibles en la búsqueda de alimento, mientras que las avispas tardan un poco más porque lo habitual es que intensifiquen su actividad bien entrada la primavera, en mayo o junio. Son insectos que pertenecen al grupo de los himenópteros, cuya picadura puede provocar reacciones alérgicas.

El alergólogo vigués Luis Arenas asegura que entre el 5% y el 6% de la población puede sufrir una “reacción local extensa”, que es la que nos debe llevar al especialista en la búsqueda de un diagnóstico y tratamiento adecuado, mientras al resto de la población le produce una reacción local normal. Son las cifras para la población general pero si nos fijamos solo en el medio rural la proporción alcanza al 25% de la población, porque están más expuestos a la aparición de estos insectos.

¿Qué es una reacción local extensa? Es aquella en la que la induración o la inflamación de la picadura afecta a una superficie superior a los diez centímetros. Entre un 10% y un 30% de estas personas tienen el riesgo de sufrir una reacción mayor en la siguiente picadura. En España mueren entre 5 y 6 personas al año por picadura de avispa o abeja.

Por otro lado, entre el 2% y el 3% de la población puede experimentar una reacción sistémica (general) con la primera picadura, con picor en todo el cuerpo, enrojecimiento, ronchas, síntomas cutáneos. Si esa reacción sistémica es leve afecta solo a la piel y si es moderada o grave puede afectar al aparato digestivo (náuseas, vómitos, malestar) y al respiratorio (dificultad para respirar, presión torácica). Arenas considera que es muy probable que a estas personas les haya picado una avispa o una abeja durante la infancia o en otro momento de su vida pero que no lo recuerden.

¿Cuál es el papel del especialista? Aunque en un primer momento el paciente acude a Urgencias o al médico de familia, es necesario acudir al alergólogo para conocer la proteína que le produce la alergia y establecer el riesgo. El paciente debe ser entrenado en el uso de un botiquín de urgencias, con adrenalina autoinyectable, acompañada de medicamentos antihistamínicos y corticoides, que debe llevar siempre encima. Además, los especialistas determinan qué pacientes necesitarían de una vacuna, que se pone durante un periodo de tres a cinco años. La vacuna, que se elabora con el veneno de la especie que provoca la alergia, hace que el paciente llegue a tolerar la picadura y no ponga en riesgo su vida. Se pone una vez al mes y posteriormente se espacia más.

“La velutina es asesina porque merma la población de insectos y la polinización”

Cuando llegó la velutina por primera vez a Galicia  mucha gente la llamaba “avispa asesina”. Para los expertos es un adjetivo confuso y que genera miedo. Luis Arenas explica que no es “asesina” porque esté agazapada esperando para atacar a seres humanos sino porque es una especie invasora que provoca daños en el ecosistema y de ahí la necesidad de erradicarla. Es depredadora de otros insectos (abejas, avispas, libélulas, mariposas) y perjudica a la polinización de las plantas.

La velutina, en el centro.
La velutina, en el centro.

Estos días ya se ven algunas velutinas. Son las reinas que van a crear las colmenas, que hibernan en invierno (se mantienen inactivas escondidas en distintos huecos) y que empiezan a salir en primavera. Por eso es interesante colocar trampas antes de que hagan el nido. El alergólogo explica también que estos insectos se adaptaron muy bien al clima gallego, de tal forma que si antes anidaban en los árboles, a 2, 3 o 4 metros de altura, ahora han aprendido a hacerlo también el suelo, con el peligro que conlleva. Hasta ahora lo habitual era que solo anidase en el suelo la Véspula, una avispa autóctona. Por otro lado, por cada nido de avispa Crabro puede haber veinte de velutinas.

Cuenta como anécdota que las velutinas son muy curiosas y muy exploradoras. “Digamos que les gusta ver. Son las que entran por la ventana de casa, otras especies es raro que lo hagan”.

La retirada de nidos se multiplicó por 30 en una década

El año pasado la Xunta retiró 29.000 nidos de avispa velutina en distintas zonas de Galicia. Un año antes de la pandemia, en 2019, se habían retirado 23.000. Su avance es imparable, como muestras las cifras. El alergólogo recuerda que hace una década, Galicia había eliminado 950 nidos de esta especie invasora.

¿Es más peligroso el veneno de la velutina que el de la avispa autóctona? Arenas asegura que no. El veneno es similar, pero el problema es que esta especie está proliferando mucho. A mayores, la picadura duele más porque el aguijón es más grande y más grueso pero “esto no hace que su veneno sea más peligroso”. 

El aguijón de la avispa es como la punta de un alfiler, por lo que pueden picar dos o tres veces de forma rápida, según explica. En cambio, el de las abejas “tiene muescas como si fuera un arpón” y se quedaba clavado en la piel. Esto hace que se rompa parte del abdomen de la abeja que acaba muriendo.

Al margen de la velutina, en Galicia hay dos grupos de avispas autóctonas, que son de menor tamaño, Polistes y Véspula. Las primeras anidan en altura y las segundas forman colonias muy numerosas y también hacen nidos en el suelo,

Apunta también que las personas alérgicas al veneno de la avispa no tienen por qué ser alérgicas al veneno de la abeja y viceversa, pueden ser alérgicos a una especie y a otra no.

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