El cambio de hora provoca un “jet lag” durante varios días

Una persona cambia la hora de su reloj.
photo_camera Una persona cambia la hora de su reloj.
El impacto se nota más en niños y gente mayor, así como en las personas con cronotipo matutino

El cambio horario que tuvo lugar esta madrugada para dar paso al horario de invierno genera durante un par de días efectos en la salud como insomnio o dolor de cabeza, que sienten especialmente los niños y ancianos, aunque se sentirán menos que cuando se cambia al horario de verano, ya que se ganará una hora de sueño.

Así lo indicó Milagros Merino, coordinadora de la Unidad de Trastornos Neurológicos y de Sueño de La Paz, que explicó que el cuerpo humano vive el cambio horario como un “jet lag” o desajuste horario durante “dos o tres días”, aunque determinadas personas, según su cronotipo, pueden sentirlo más tiempo.

En los días inmediatamente posteriores al cambio horario, según destacó, es habitual tener insomnio, dolor de cabeza por la mañana, sensación de cansancio, irritabilidad y también influye en la productividad, que disminuye. “Consecuencias agudas, no son a largo plazo”, recalcó Merino.

La experta explicó que el impacto se nota más en niños y gente mayor, más sensibles a estos cambios, así como en las personas con cronotipo más matutino. “Esa gente que se acuesta pronto y se levanta pronto lo notan más que los que son ‘búhos’, los noctámbulos, que se adaptan mejor”, concretó.

Esta pasada madrugada terminó el horario de verano y el reloj se retrasó hasta volver a marcar las 02:00 horas para así dar comienzo al horario de invierno, que se extenderá hasta el domingo 31 de marzo de 2024. 

En este sentido, la especialista en medicina del sueño subrayó que, aunque el cambio de hora de primavera como el de otoño conllevan ese “jet lag”, los síntomas se perciben más cuando el cambio horario supone restar una hora de sueño. Para paliar esta situación de insomnio, la neurofisióloga indicó que, aunque se puede recurrir a fármacos, es recomendable que sean “lo más light posibles”, como por ejemplo la melatonina.

“Lo fundamental es adaptarnos al ciclo biológico de la noche y el día. Es decir, cuando haya un cambio horario, si salimos por la mañana y hay luz, que no usemos las gafas de sol para que esa luz nos sincronice el ritmo con la noche y el día más rápidamente, que nos acostemos con oscuridad. Simplemente, es adaptarnos y usar las gafas de sol esos primeros días, poco”, recomendó Milagros Merino, neurofisióloga.

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