Se llenó. El parque de O Castro vivió ayer una jornada de fiesta automovílista con la presencia masiva de espectadores que agotaron las 3.300 plazas habilitadas en el céntico monte vigués. Era una tarde de velocidad, giros, derrapes, un poco de polvo en la zona de tierra y, también, algún que otro accidente. Un aspecto de las competiciones de velocidad que odian los pilotos, pero que ponen un punto picante y, para que negarlo, gustan a muchos aficionados. Eso sí, siempre y cuando no revistan consecuencias para la salud de los implicados.
Con incidente incluido, los dos tramos dejaron a 70 vehículos supervivientes para la jornada reina de hoy tras cuatro abandonos. Y, sobre todo, la sesión en Vigo dejó felices a los seguidores del mundo del motor que volvieron a disfrutar del Rías Baixas tras la suspensión de 2020. O Castro ejerció de epicentro, pero también tuvo su importancia el parque de reparaciones montado en el campus de As Lagoas y la pernoctación de los vehículos en Policarpo Sanz. Ayer se vivió la sesión urbana y hoy tocará la rural con los tramos de monte Alba, Chenlo y Salceda.