Roberto López: "En la montaña hay muchos riesgos y se está infravalorando"

Roberto López visitó Atlántico para charlar sobre alpinismo.
photo_camera Roberto López visitó Atlántico para charlar sobre alpinismo.
Comenzó el alpinismo como un hobby, primero por Peña Trevinca, el Courel para acabar realizando cumbre en los cinco continentes

Roberto López es lucense de nacimiento pero vigués de adopción. Comenzó el alpinismo como un hobby, primero por Peña Trevinca, el Courel para acabar realizando cumbre en los cinco continentes. No muchos gallegos pueden presumir de ascender un 8.000 metros y Roberto lo consiguió en 2023, tras subir (no sin dificultad) el Manaslu, uno de los picos más altos de Nepal. 

 

 

Estar en un 8.000 no se hace todos los días.¿ Cómo comenzó esa aventura?

Le vas cogiendo el gusto al alpinismo cuando te pasas por Picos de Europa, Pirineos o los Alpes. Nunca me imaginé de hacerlo, aunque es verdad que se orientaban las cosas hacia Nepal, y surgió a través de una persona que conocía allí. Hay mucho esfuerzo detrás, en primera instancia en lo económico, pero sobre todo en lo físico y mental. Y tensión, porque un 8.000 ya estamos hablando de una cosa seria. Te estas enfrentando a lugares donde ha muerto gente. Hay que abstraerse un poco, porque si no, no lo subes. 

¿Cuál fue el primer pensamiento que tuvo una vez delante de la montaña?

Un poco de intriga, pero es verdad que ya llevo muchos años haciendo alpinismo. Fui progresivamente. Pasé por Mont Blanc o Kilimanjaro, que son a priori cumbres sencillas, pasando por Europa y Sudamérica, hasta llegar a Nepal. También tienes incertidumbre, porque no sabes cómo va a reaccionar tu cuerpo o si vas a necesitar oxígeno. Ves esa mole delante y entran las dudas, pero suelo ser una persona muy valiente y lo que yo sentía de verdad era ilusión. 

Tuvo tiempo atrás una planificación minuciosa. 

No tanto. Apenas me preparé en 3-4 meses, que eso es muy poco. El tema económico es importante, se hace un esfuerzo y debe estar controlado. Tuve ayudas de las subvenciones deportivas, pero no dan para nada. Hay muchas agencias que te facilitan la aventura. Sin embargo, está muy enfocado al turismo. La mayoría de la gente que vive alrededor del Himalaya, depende exclusivamente de ello. 

¿Sufrió complicaciones mientras lo subía?

Hubo momentos de tensión, porque tiene partes delicadas. La cumbre también. Hay que hacer las cosas rápido y largarse de ahí. En otras montañas puedes disfrutar de la cumbre, que es espectacular, pero en este caso es delicada y peligrosa. Estaba deseando largarme y no disfruté la cumbre. Además, a los 7.400 metros utilice el oxígeno por primera vez. En total me duró la ascensión un mes, porque lo hice con calma, cumpliendo con la rotación para que el cuerpo no sufriese demasiado. 

Qué es más importante. ¿Preparación o valor?

La forma física por descartado, pero eso es lo más fácil. Te machacas, sales al monte y listo. Coger el fondo es fácil, lo importante es la parte psicológica. En la montaña hay muchos riesgos, creo que se infravalora un poco. No diría miedo, pero sí hay que tenerle respeto, es una batalla con la montaña y contigo mismo. La gente es muy atrevida. No llevan la preparación adecuada, ni abrigo, no se saben manejar con las cuerdas…no debes meterte en un sitio por encima de las posibilidades. 

¿Cómo se come y se duerme en altura?

La respuesta a las dos es muy poco. El apetito se te va, pero tienes que obligarte a comer, se te van los kilos rápidamente si te descuidas. Siempre procuro llevar dátiles o barritas energéticas, pero si no, lo más fácil es fundir nieve y hacer una sopa. 

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