La lucha por la permanencia casi todo lo aplaza. Lógicamente, porque no es lo mismo planificar una temporada en Primera División que una en Segunda. Pero los tiempos del mercado son los que son y el de verano, el principal, empieza a aparecer en el horizonte para un Celta que dispone de más fichas que nunca en los últimos años. Reducir el número, reforzar algunas posiciones y dar salida a los canteranos será todo un rompecabezas aunque el equipo logre mantener la categoría.
Un factor a tener en cuenta también son los futbolistas cedidos por el club vigués esta campaña en otros equipos. Tras la lesión de Miguel Baeza, que se recupera en Vigo desde hace meses, cuatro de esas cesiones son en Segunda División, dos de futbolistas ya con ficha del primer equipo cuando se determinó su destino y otros dos con ficha del filial todavía.
Entre estos últimos se encuentra el delantero Julen Lobete, que milita en el Andorra y pelea por evitar el descenso a Primera Federación. El ariete vasco es un desconocido para la afición celeste, pues llegó al club vigués desde la Real Sociedad de forma paralela a la venta de Brais Méndez pero ha estado cedido las dos camapañas. En su momento, firmó hasta 2026, con los dos primeros cursos con ficha del filial y los siguientes ya del primer equipo. Y con esa idea está el jugador, que se ha puesto como meta hacer su primera pretemporada en Vigo para que Claudio Giráldez, técnico celeste, pueda conocerlo de primera mano.
Como es lógico, Lobete quiere apurar al máximo las opciones de estar en Primera. Por eso, sus agentes han paralizado cualquier tipo de búsqueda de destino para que, tras dos veranos sin hacerlo, pueda iniciar el curso en Vigo y, a partir de ahí, valorar todas las posibilidades contando ya con el parecer de Claudio Giráldez. El delantero cumplirá en septiembre 24 años y quiere crecer de la mano del conjunto vigués.
