Francisca Christiny, futbolista: "En España hay más nivel y el juego es de tocar más el balón"

Francisca Christiny acudió a Atlántico para hablar de fútbol y derecho.
photo_camera Francisca Christiny acudió a Atlántico para hablar de fútbol y derecho.
“Se puede estudiar derecho y jugar al fútbol; mi vida son ambas cosas y quiero seguir con ellas”, señala la jugadora chilena del Sárdoma y abogada

Francisca Christiny López (Santiago de Chile, 17 de abril de 1998) milita esta temporada en el Sárdoma tras llegar a Europa en otoño para realizar estudios de postgrado de derecho en la Universidad de Santiago de Compostela. Asegura que le apasionan ambos campos tras años compaginándolos. Militó en la primera categoría de Chile, sacó la carrera y ejerció la abogacía en casos relacionados con las víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet. 

 

 

¿Cómo llega una jugadora chilena al Sárdoma?

Llegué porque terminé los estudios de derecho en Chile y buscaba un lugar en el que seguir especializándome. Encontré un diplomado (máster) en Santiago de Compostela y me vine. En Chile jugaba de forma profesional en el Deportes Recoleta y quería estudiar, pero sin dejar de lado el fútbol. Cuando entré dentro del diplomado, busqué un equipo de la zona y en Galicia contacté con el entrenador del Sárdoma. Al llegar a Santiago, nos vimos, hablamos para poder jugar y adelante. 

¿En el club se sorprendieron?

Sí, porque el fútbol chileno y el español es muy distinto. Como no quería quedarme sin jugar, busqué una opción aquí y salió todo de una manera rápida. Ellos quedaron contentos y me estoy bien.

¿Cómo se organiza?

Durante los primeros meses, tenía que ir a clase de forma presencial. Al terminar, cogía el tren para venirme a entrenar y regresar en el último tren, el de las 23:00, a Santiago. Ahora ya estoy viviendo en Vigo. 

¿Le gustó la liga?

Sí, sí, el nivel es alto. En Chile solo hay dos categorías, pero aquí hay muchos más equipos y mucho más nivel. Es más competitivo y la diferencia está en la intensidad dentro del campo. En Chile es más físico y más de choque. En España depende del equipo, pero generalmente se toca más el balón. 

Parece que en Chile la situación es similar a la de España hace unos 20 años. 

Justo, aquí está un poco más evolucionado el fútbol femenino. Allí hay dos categorías en el país con 13 equipos cada una y aquí creo que son hasta cuatro divisiones con diferentes grupos y 15 equipos en cada uno. Hay mucha más variedad y con muchas más jugadoras dentro del campo. En Chile dejé de jugar en septiembre y ya llevaba un par de meses sin entrenar cuando llegué a España. A día de hoy, sí que creo que adquirí bien el ritmo, pero son diferentes los entrenamientos. Y, dentro de una sesión, en Chile se pide una cosa en un determinado ejercicio y aquí, en el mismo ejercicio, se pide otra. Pasa en los rondos, que en España te piden cerrarte mucho y allí se pide estar abiertos para dar amplitud. Hay que ser versátil y adaptarse. 

¿Qué supone para usted poder jugar a fútbol?

Para mí el fútbol es muy importante, elemental en mi vida y, mientras pueda jugar, lo voy hacer. Para lograrlo es clave la organización. Hay que tener unos estudios, pero también hacer lo que uno quiere. En mi caso, que ya saqué mi carrera, deseo seguir jugando al fútbol hasta que las piernas me lo permitan. Hay que saber organizarse para poder rendir en los estudios y también en el fútbol. 

¿Se desplazaba tanto como aquí?

Pues la verdad es que era parecido porque vivía en Santiago de Chile, que es bastante grande. Estudiaba hasta las 18:00 en un sector de la ciudad y, al terminar, la cruzaba y tardaba más de una hora para entrenar. A continuación, otra hora para regresar a casa. Siempre estaba acostumbrada a recorrer mucho trayecto para jugar a fútbol e, incluso, lo hacía más días que en el Sárdoma porque me tocaba seis a la semana. Por eso es importante organizarse. A veces hay que dormir menos, pero si tienes cosas que te apasionan, ¿por qué no lo vas hacer?

¿Por qué vino a estudiar a Santiago?

Porque quería jugar a fútbol en España. Pero sabía que también quería estudiar. Si bien ya tengo mi carrera, quería especializarme y pude hacer todo al mismo tiempo. Tuve que ver bastantes opciones. La abogacía no es tan distinta entre Chile y España. Encontré el diplomado que quería, me anoté a él y tuve la suerte de poder entrar. 

¿Cómo es el mundo académico en España?

Estudiar una carrera completa es más duro que un postgrado. Desde mi punto de vista, requiere más esfuerzo. Después de pasar de una carrera densa como Derecho, esto no se me hizo difícil. Lo llevo bien. Y por eso, después de estudiar, poder ir a jugar me sirve para despejar la cabeza. Y el fútbol también me ayudó a la perseverancia en la carrera. A mí me ayudó a ser constante dentro de los estudios y pude pasar sin haberme dejado ninguna asignatura. 

¿Cómo relaciona el derecho y el fútbol?

Para mí la vida es el derecho y el fútbol. Siempre van a estar en mi día a día. Son mis pasiones y por eso quiero seguir formándome y, con 26 años, quiero continuar hasta los 35, que creo que se puede hacer. Además, si puedo trabajar y ejercer de abogada, creo que puedo hacerlo porque se pueden compaginar. 

¿Le gustaría dedicarse al derecho deportivo?

Tuve algún profesor que me lo comentó. No lo descarto, pero lo que me atrae son los Derechos Humanos y es de lo que ejercí en Chile. Desde 1973 hubo una dictadura (Pinochet) y tuve que llevar muchas causas de ese tipo allí. Es algo que me llega y me apasiona. Me encantaría dedicarme a ello, pero puedo dedicarme a otras áreas y es lo que hice hasta ahora. 

¿Cómo fueron esos casos?

La dictadura de Augusto Pinochet duró de 1973 hasta 1990 y todavía hoy se buscan los culpables de mucha gente que fue torturada, que asesinaron y es algo que está tipificado como crimen de lesa humanidad. Hay muchas familias que están buscando a sus hermanos, a sus padres o a sus hijos. También a los perpetradores, que, en este caso, siempre están en las fuerzas armadas, en los policías y en los militares. Es una tarea bien compleja porque uno tiene que asimilar las emociones de las personas que están buscando justicia y enfrentarse directamente a estas personas que están escondidas y no quieren dar la cara ni desvelar su identidad. Es una labor de buscar a los culpables, pero es complicada por los años que pasaron y porque es una época en la que a las víctimas le tapaban la cabeza y no podían ver a los torturadores. También se cambiaban los nombres… Los meses que estuve allí tratando esas causas, costó mucho. La justicia pide pruebas concretas y no es sencillo recabarlas. 

¿Qué planes tiene para los próximos meses?

Los estudios los termino en septiembre y me encantaría poder seguir jugando a fútbol. Y, después, cuando termine, quiero homologar el título de derecho. Cuando llegué aquí lo pensé, pero me pareció pronto, pero si sigo, voy a realizar el trámite porque hay un convenio entre los dos países. Y en seis meses te permiten ejercer en España. Sería lo ideal para poder seguir en Vigo, que me gustó mucho. Es una ciudad pequeña, que es una mezcla entre Viña del Mar y Valparaíso. Siento que es mi hogar y creo que me puedo quedar aquí muchos meses más. Es más pequeño que Santiago de Chile, pero hay muchos sitios alrededor para recorrer y también se puede viajar por Europa. 

¿Conocía Galicia o tenía familiares aquí?

La verdad es que no. Simplemente me coincidió. Busqué una universidad reconocida y me salió Santiago de Compostela. Y después, encontré equipo. Estoy contenta de que me hayan salido así las cosas.

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