La crisis de suministros, la guerra, la huelga del transporte y el alza de carburantes y la energía obligan a más regulaciones de empleo
Los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) se dispararon en el último mes debido a los efectos de la guerra en Ucrania, el agravamiento de la crisis de suministro de materias primas y la huelga del transporte.
En la provincia de Pontevedra un total de 49 empresas solicitaron un ERTE, lo que supone casi la mitad de los presentados en el conjunto de Galicia que registró 106 solicitudes. Del total, la inmensa mayoría (96) son de carácter ETOP -por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción- y el resto de fuerza mayor, según datos de la Consellería de Emprego del periodo comprendido entre el 24 de febrero y el 25 de marzo.
A la espera de conocer la estadística conjunta del mes -el próximo lunes 4 de abril- se prevé un repunte importante de trabajadores afectado por un ERTE con la industria como uno de los sectores más impactados. “Llevamos un tiempo encadenando, sobre todo en la automoción por el efecto de las paradas del fabricante (Stellantis) a lo que se suman otros problemas en la cadena de suministro y la huelga del transporte", explica Fabián Valero, socio director del despacho vigués Zeres Abogados.
Los ERTE se extienden en mayor o menor medida por todo el entramado empresarial desde la industria auxiliar naval, actividades del metal, sector conservero, construcción, transporte o comercio. Y nichos de mercado como las agencias de viaje o la hostelería todavía arrastran los ERTES covid que están a punto de pasar a la historia.
Mañana mismo, 31 de marzo, finaliza la última prórroga aprobada por el Gobierno desde que puso en marcha este mecanismo hace dos años y que a partir de ahora deberán adaptarse a las condiciones que rigen los nuevos ERTE estructurales que recoge la reforma laboral.
Un punto caliente en materia laboral es la prohibición de realizar despidos objetivos, una limitación que se aplicará hasta el 30 de junio a empresas que reciban ayudas directas. “Si no permite despedir, que monte una empresa ella”, espetaba ayer el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
Paros en la automoción
La automoción lleva meses echando mano de los ERTE ante la crisis de los microchips que afecta a todo el sector con Stellantis Vigo a la cabeza. Precisamente la fábrica retomó ayer la producción en sus dos líneas de montaje tras incorporar el sistema 2 que llevaba tres semanas parado por la falta de semiconductores.
La planta de Balaídos estará trabajando con un nivel mucho más bajo hasta que la situación mejore. Por el momento los fines de semana y festivos no habrá producción y de lunes a viernes sólo habrá dos turnos en vez de tres, así que los equipos de mañana, tarde y noche se irán rotando.
La línea 2 -furgonetas y monovolumen- mantendrá la misma velocidad de 52 vehículos a la hora pero la línea 1 -todocamino y sedanes- se reduce a un ritmo de 27 coches por hora y toda la industria auxiliar se ve afectada.
