Regalo de deporte y vida

La portera Laura González Gallego vive la experiencia de ser profesional del balonmano con 32 años en el sur de Italia.
photo_camera La portera Laura González Gallego vive la experiencia de ser profesional del balonmano con 32 años en el sur de Italia.

Laura González Gallego recibió la oferta del Pallamno Aretusa para, a los 32 años, convertirse en profesional del balonmano en Sicilia: “Al principio pensé que era una broma”

Llegó una llamada telefónica y, no, no era una broma. A Laura Noemí González Gallego la llamó un exguardameta de Lalín para ofrecerle un contrato de trabajo en un equipo de la segunda italiana. “Fue como caído del cielo”, admite a los 32 años porque militaba en categoría autonómica cuando “ya había dejado más de lado el balonmano” y, porque, como máximo había militado en equipos de División de Honor Plata como la SAR, su club de formación, o el Cañiza. “Me van a pagar por hacer lo que me gusta, que es jugar a balonmano. Más no se puede pedir”, admite la redondelana. 

Así, desde hace un par de semanas se encuentra en la histórica ciudad de Siracusa, en la isla de Sicilia, pegada al mar. Forma parte del Pallamano Aretusa y “tengo contrato con su sueldo, me dan piso e incluso me ponen una moto. Para mí es una gran oferta. No esperaba algo así a los 32 años y medio retirada”, admite la cancerbera. 

“Ya pude jugar un partido y ganamos bien. Hay compañeras que destacan más que otras, pero nuestro nivel es alto y podemos competir para luchar por los objetivos. El equipo es un poco mezcla con algunas jugadoras profesionales, que estuvieron en primera, y otras de aquí, que llevan toda la vida en el club. Las de fuera son las que marcan un poco la diferencia”, explica sobre su nuevo destino y en una entidad que tiene como claro objetivo “luchar por el ascenso y lograrlo. Si lo logramos, estaría muy bien”, describe.

De regreso al fichaje admite que “al principio, pensé que era una broma”. Después relata que en el Pallamano Aretusa se encontraba un exportero de Lalín que “me había visto jugar en playa y en pista, aunque yo no lo conocía. Hubo una lesión y se quedaban cojas con una única portera. Él le comentó la opción de fichar en España, que el nivel es más alto que en Italia. Yo sé que no era la primera opción, pero a estas alturas de año, las guardametas tiene compromisos, trabajos o estudios y no es fácil moverse para tres meses", relata. Sí lo fue para Laura Gallego porque “en mi caso justo había terminado un contrato laboral. Hablé con ellos, vi que las condiciones eran buenas y me vine. Yo y mi maleta”, cuenta. 

Sobre los primeros días en la isla de Sicilia, explica que “había estado alguna que otra vez en Italia de vacaciones, pero no por esta zona. La gente me acogió muy bien y como hay muchos argentinos, te arropan más. Me ayudan con lo que hace falta y sí que me ayuda por el tema del idioma. Llegué, pero sin conocer a nadie. Fue llegar y empezar. El primer día ya me hicieron una cena de bienvenida las compañeras”, describe. 

Antes, la cancerbera aprovechó los días previos para “ver algún partido por internet”, y ahora se encuentra en una vida completamente profesional: “Tenemos un gimnasio que está abierto para nosotras. Y tienes que ir, como mínimo, tres días a la semana. Y, después, hacemos todos los días de pista”. Una rutina muy diferente a toda su trayectoria deportiva porque “yo estaba acostumbrada a tres días a la semana y el partido. Aquí no, es una dedicación diaria, con sesiones todos los días. Es positivo porque, si peleas por objetivos, tienes que dar más y es necesario hacer este trabajo”. 

Algo que no impide disfrutar la experiencia más allá del deporte en un lugar en el que combina historia y ocio. “Aproveché ya para hacer algo de turismo, incluso pude ir ya a los Carnavales que estuvieron muy bien. Fui a alguna playa, al teatro romano y algún sitio más”, explica sobre sus primeros días en Siracusa entre entrenamientos y paseos. Al final, busca en tres meses de temporada, “disfrutar la experiencia de ser profesional, conocer el sitio y jugar al balonmano”, resume.

Toda una experiencia de vida para una deportista amateur a la que le llegó una llamada de esas inesperadas e impredecibles, que habitualmente nunca llegan, pero que esta vez lo hizo y llegó en el momento perfecto. Cuando con 32 años, podía abrir un paréntesis de vida para poder disfrutar del balonmano profesional en Sicilia. Regalo de deporte y vida con el ascenso a la vista.

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