En febrero de 2017, Pape Cheikh renovaba con el Celta y dejaba su ficha del filial para ser parte del primer equipo. Antes, allá por enero de 2013, Jonny Castro Otto hacía el mismo recorrido a mitad de temporada. En ese momento, la lesión de larga duración de Hugo Mallo le dio la oportunidad de jugar con continuidad y de ganarse un sitio que desde ese primer mes del año le fue reconocido también con el aval de la ficha.
Éstas fueron las últimas ocasiones en las que el Celta ascendió a un canterano desde el filial a mitad de campaña. En el actual mercado, dispone de fichas como para dar la alternativa a alguno de los futbolistas del segundo equipo que están entrenando a diario con el primer equipo o para otorgarse un dorsal entre los 25 primeros a Miguel Baeza, fichado el pasado verano desde el Castilla y que por el momento defiende el 27. José Fontán, el único de los empleados esta campaña por los dos técnicos del primer equipo que ni tan siquiera ha ido convocado una vez con el B, es el otro gran opositor.
Sin embargo, los vericuetos del límite salarial marcado por la Liga juegan en su contra. Porque éste incluye los salarios de los dos equipos, pero cada club tiene un tope marcado para su filial. En el caso del Celta, tiene margen en este apartado y por eso apostó por dar dorsal del filial a Baeza. Sin embargo, en el porcentaje reservado a la primera plantilla es donde no maneja colchón alguno.
Por lo tanto, la única opción sería liberar la masa salarial del primer equipo, pero en tal caso el margen logrado sería, en primerísimo lugar, para fichar a un delantero. Sólo en la remota situación de que no se produjese ninguna llegada o de que hubiese más salidas de las deseadas –David Costas y Jorge Sáenz–, podría haber una recalificación de alguna ficha del filial. Por lo tanto, resulta complicado que Fontán siga los pasos de
Pape en 2017, Jonny en 2103, Túñez en 2010 y Jordi Figueras o Joselu en 2009.n
