Primera Federación

El rey midas va de celeste

El local Carmona despeja ante la presión de Pablo Durán, titular ayer en un once casi gallego al 100%, con la única excepción del meta Ruly.
photo_camera El local Carmona despeja ante la presión de Pablo Durán, titular ayer en un once casi gallego al 100%, con la única excepción del meta Ruly.
El Celta Fortuna se reinventó por enésima vez, con tres cambios al descanso, para derrotar al Teruel a domicilio y seguir encaramado a la parte más alta de la clasificación

Todo lo que toca -y toca mucho-, lo convierte en oro. Así es el Celta Fortuna. Así es Claudio Giráldez. El filial céltico volvió a demostrar ayer que es un camaleón capaz de cambiar de colores según la ocasión. O de piezas. Porque al técnico porriñés no le tembló el pulso en el descanso cuando realizó tres sustituciones de una tacada. Dos de ellas incluían la salida del campo de dos pesos pesados este curso como Raúl Blanco y Hugo Álvarez, además de propiciar el ingreso de Lucas Antañón, habitual del Gran Peña y no tanto del Celta B. Y en esa aurea caricia mágica, la primera pelota que tocó acabó en un gol en propia puerta del Teruel a los tres minutos de la reanudación. Hasta ahí llegó su resistencia.

Porque en el primer acto, el conjunto turolense había aguantado bien. Sobre el césped se plasmó la diferencia clasificatoria que media entre ambos -lucha por el liderato contra pelea por la permanencia-. Sin embargo, el dominio del Fortuna coqueteaba con lo estéril. Sobrevivía por poco por encima de lo inerte. Los aragoneses, agresivos, se pertrechaban bien. Eso sí, sin una sola ocasión que inquietase a Ruly. Más bien al contrario. Sin hacer demasiado dispendio, la escuadra viguesa dispuso de tres o cuatro disparos a los que respondió con firmeza el guardameta Taliby, de largo el mejor futbolista local. 

El caso es que, sin ofrecer un rendimiento brillante, la cosa tampoco estaba tan mal para el filial. Dominio, algunas ocasiones a favor y ninguna en contra. Era factible continuar de la misma manera, salir a ver cómo se desarrollaba el asunto y esperar acontecimientos. No era el plan de Claudio. El porriñés no especula. Detecta y actúa. Por eso relevó a tres futbolistas de golpe: Martín Conde, Hugo Álvarez -la banda izquierda al completo- y Raúl Blanco. Valiente. Son el tipo de decisiones que se evalúan con el ventajismo del a posteriori. Pero lo de ayer no fue una casualidad. Ya van varias veces en las que funcionan los cambios de guion con el partido en marcha. Por eso es como el rey midas.

El claro ejemplo de este contexto es Lucas Antañón. El jugador del Gran Peña, que hizo la mili en Arzúa el año pasado, entró en el puesto de carrilero izquierdo para ganar más profundidad por ese sector. La primera pelota que tocó en zona de peligro acabó en gol. Un pase certero de Alfon, que también entró tras el descanso, acabó en un centro envenenado del vigués, entre defensa y portero, de esos que cualquier pierna, sea amiga o enemiga, puede cristalizar en gol. Y así fue. Sanchís trató de despejar pero, corriendo hacia atrás y tan cerca de la portería propia, el desfiladero es tan estrecho como la línea de un portaminas.

El gol llegó en una transición rápida. Otra demostración de la capacidad adaptativa de un Celta Fortuna que juega a todo. Y a casi todo juega bien. Porque aunque llame menos la atención o no entre tanto por los ojos, el desempeño defensivo del filial ayer rozó la perfección. El Teruel se estiró un poco más en la segunda parte y probó a Ruly alguna vez. La más peligrosa, quizá la más improbable. Un centro muy lejano de Aparicio que obligó al portero berciano a estirarse tanto que acabó cabeceando al palo. Solo un susto. El caso es que el trabajo de vigilancias, cruces y coberturas de los centrales fue impresionante. Manu Fernández aprovechó las ausencias de Javi Domínguez y Joel para reivindicarse. Pero especialmente imperial fue el rendimiento de Yoel Lago, con cada vez más cara de zaguero que de mediocentro, donde jugaba en inferiores. Para eso está la formación.

Con esa solidez defensiva, era cuestión de aguantar hasta el final ante lo inofensivo del rival o, simplemente, matar. Es lo que hizo el Fortuna, de nuevo en un contraataque. Dani González, también desde el banquillo, hizo una primorosa dejada tras chocar con el central para la conducción de Miguel Román, que ya no volvió a mirar atrás. El gondomareño pisó la frontal, observó la posición de Taliby y le batió con un latigazo raso. Celebración y sentencia para seguir en la brecha. Tres puntos de oro, como todo lo que toca el rey midas que va de celeste.

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