El Celta Fortuna sigue imparable en su buena racha
El Celta B sumó en el campo de Osasuna Promesas su tercer triunfo seguido en un nuevo ejercicio de fútbol coral de alto nivel coronado con goles de Hugo Álvarez, Alfon y Fer López
A veces pasa que, cuando en un equipo de fútbol no hay estrellas, es porque todos los futbolistas son estrellas. Es porque ese equipo es el cielo. Como el color de su camiseta. El Celta B volvió a dejarlo claro ayer en Pamplona, donde sumó su tercera victoria consecutiva dentro de una racha de seis partidos seguidos sin perder. Todo a base de un fútbol armónico, acompasado, coral. Colectivo. Superando momentos malos, sus propias debilidades, alguna desconexión y hasta siete bajas, el filial se colocó líder. Solo fueron unas horas, hasta los partidos de la tarde. Pero una prueba más -y ya son muchas- de que la estrella que más brilla en ese firmamento es el general Claudio Giráldez, que tiene a su mejor nivel a todos y cada uno de sus soldados de Fortuna.
Da igual el campo o el tipo de rival. Desde una idea de juego basada en el ADN de sus futbolistas, el técnico porriñés adapta a su equipo a cada situación. Como si fuera plastilina. Ayer apretó alto de salida, robó varias veces en campo rival y creó peligro inmediatamente después. Varias aproximaciones sufragadas por Stamatakis. El portero griego fue, de largo, el mejor jugador local. Y cuando todo va rodado, hasta la fortuna sonríe -también ocurre a la inversa, como le sucede al primer equipo-. Un pase al espacio, un regate en corto y un leve contacto propiciaron un penalti del portero osasunista sobre Alfon. Una pequeña disputa entre Hugo Álvarez y Damián por el lanzamiento terminó en gol del ourensano y en un abrazo entre ambos. Así se resuelven los conflictos.
A partir de ahí, el dominio celeste continuó. Solo faltaba afinar la puntería. El centro del campo carburaba tan bien como siempre. Incluso mejor. La entrada de Fer López -más centrocampista- por el lesionado Raúl Blanco -más atacante- suponía un socio extra para Damián y Román. Y qué socio. El espigado futbolista vigués es especial. Su adaptación a la categoría ha sido tan sencilla como la de un niño a un parque de bolas. Su facilidad innata brotaba de cada acción, incluida un taconazo de quilates que Alfon no pudo concretar en gol.
Pero, poco a poco, Osasuna levantó la cabeza. Lógicamente, la intensidad de la presión visitante bajó y, a partir de llevar el balón a las bandas para luego centrar, el filial rojillo acrecentó sus opciones. Y supo encontrar también las debilidades, que también las tiene, del Fortuna. Las dudas en el balón parado defensivo volvieron a aparecer y los locales empataron al filo del descanso gracias a un saque de esquina. Misma receta que usaron casi una hora después para acortar distancias en el tramo final del choque. Una parcela para mejorar.
El caso es que el Celta B acusó el golpe y ni el paso por el vestuario lo sufragó. La escuadra navarra salió más agresiva en el segundo tiempo y apretó a Coke Carrillo en los primeros compases. Era momento de aguantar. Y el filial céltico lo hizo. Poco a poco, equilibró la situación para luego llevarla a su terreno. Porque los soldados también saben correr. Con varias transiciones, los visitantes avisaron de que tienen variedad de armas en su arsenal. Así hasta que un desmarque de dentro a fuera de Alfon le enseñó el camino a un Hugo Álvarez que telegrafió el pase. El albaceteño cruzó entre las piernas de Stamatakis y adelantó nuevamente a los de celeste.
Y tal como indica el nombre del equipo, la pizca de suerte siempre necesaria apareció poco después para el Fortuna. De un posible penalti de Joel, que el árbitro no señaló, se pasó a una clara ocasión de Alfon a modo de prólogo del tercer tanto. Fer López volvió a ver portería para redondear una sensacional actuación. Cabeza alta, zancada larga y elegancia rebosante. Hay otra perla cultivada en A Madroa que hay que cuidar para el futuro.
El mentado segundo gol de Osasuna Promesas trajo cierta inquietud. Tocaba sufrir en los instantes finales. Claudio metió piernas frescas delante con Bruno Iglesias y Dani González para tratar de aguantar balones y aprovechar alguna transición. La apuesta no cuajó. El filial osasunista apretó al céltico con juego directo, pero la retaguardia celeste recuperó su solidez de Riazor para mantener el resultado. Porque ya se sabe que en el fútbol, como en la guerra, la adaptación es capital. Y así lo ejecuta el general Claudio y sus soldados de Fortuna.
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