Derrota del Celta sin empuje en Madrid

El madridista 0Vinícius empuja al céltico Mingueza ayer tras una falta del céltico; una amarilla para cada uno.
photo_camera El madridista 0Vinícius empuja al céltico Mingueza ayer tras una falta del céltico; una amarilla para cada uno.
El Celta, muy mal en la primera parte y mejor en la segunda, cae goleado en el Bernabéu con el balón parado clave

El Celta perdió ayer ante el Real Madrid en el Bernabéu por tradición, por un mal primer tiempo y por los goles a balón parado de los blancos. Da igual cómo, ante los blancos se pierde. Ahora, el descenso está a sólo dos puntos y espera el Sevilla en el Pizjuán.

 

 

Con una posesión por debajo del 30%, una docena de tiros en contra -ocho de ellos entre los tres palos-, nueve saques de esquina en contra -por ninguno a favor- y prácticamente la mitad de pases. Así cerró el Celta la primera parte ayer en el Santiago Bernabéu ante un Real Madrid que ni tan siquiera necesitó mucha velocidad en la ejecución para mandar en el partido con enorme claridad. De hecho, lo mejor para el equipo visitante y lo peor para el local era el marcador al descanso, un escaso 1-0 que no decantaba el encuentro. 

Era obvio que aquel Celta visto ante el Almería de dominio de balón no era posible ante el Real Madrid. Rafa Benítez, técnico celeste, apostó por recuperar la defensa con tres centrales tratando de evitar el peligro blanco por las bandas y obligando al rival a buscar el juego por dentro. Los locales carecieron, como era de esperar, de un delantero de referencia, pero hacían llegar al área prácticamente a cualquier futbolista menos a los centrales. Tanto fue así que la presunta sobrecobertura de las bandas no impidió que Lucas Vázquez, lateral, ocasionase los primeros quebraderos de cabeza a la defensa celeste.

El acople Manu Sánchez-Unai Núñez y el Mingueza-Manquillo se oponía a las genialidades de Vinicius y Rodrygo. Pero Lucas Vázquez escapó de la vigilancia y penetró en el área forzando un corte abrupto cerca de la meta de Guaita. Los saques de esquina cedidos se convirtieron en una peligrosa tendencia y en ése a los 10 minutos llegó el tanto madridista. Primero ganó Rüdiger por arriba, con Unai Núñez resbalando. El cabezazo lo repelió tirando de reflejos, mejorando esa gran parada incluso en la siguiente en el primer intento de Vinicius en el rechace, con el fuera de juego anulado al quedarse Aspas junto al palo. El balón volvió al brasileño, que a la segunda ya no perdonó.

No varió nada el gol. El Celta siguió remiso a proponer nada y a acercarse por la mitad del campo local. Ni dos pases seguidos y mucho trabajo persiguiendo a los madridistas, lentos pero capaces de mover el balón con criterio. Y contando siempre con que la última frontera era un Vicente Guaita acertado entre los tres palos. Coleccionó el Madrid remates pero sin excesivo peligro, sin ese ansia de gol de otras ocasiones. Tal vez porque no le hacía falta más.

Como el fútbol tiene estas cosas, los últimos minutos de la primera parte permitieron ver que el Celta no estaba muerto de centro del campo para arriba. Apenas un par de incursiones para forzar faltas laterales. En la última de ellas, Aspas puso el balón para que Luca de la Torre lo cabecease en el segundo palo sin dirección alguna. 

Una vez más, el descanso sirvió para recomponerse en el planteamiento, aunque con los mismos nombres. El Celta empezó a no despreciar el balón y a intentar crear. Nada exagerado, pero el partido se equilibró y el partido descubrió que Lunin era el portero local, sin necesidad de grandes intervenciones por su parte. De hecho, acabó el encuentro con una sola parada. Otro dato doloroso.

Méritos, por fin

Por juego, el marcador comenzaba a no parecer tan cerrado como en la primera parte, cuando un 1-0 se antojaba renta más que suficiente para los locales. Ahora, el Real Madrid empezó a demostrar que tampoco nada en la ambulancia futbolística. Ni un lujo, mientras el Celta variaba su banda izquierda al completo apostando por Franco Cervi y un Tadeo Allende que se sintió perdido partiendo desde la zurda. En esos minutos, los locales tenían más espacio en campo rival y Rodrygo y Vinicius ensayaron un par de carreras sin buena finalización.

Dio otro giro Benítez pero sin apostar a un ataque sin respaldo. Carlos Domínguez para mantener la línea de cinco y Hugo Sotelo para intentar tener más precisión con el balón en los pies de un equipo que apenas vivía de los arreones de De la Torre para romper líneas. Pero todo se vino abajo en otro saque de esquina, el segundo tras el descanso. El mal parecía haberse controlado pero no se aprendió del primer gol. De nuevo balón elevadísimo hacia el corazón del área para que apareciese Rüdiger. Esta vez, el balón fue al larguero y rebotó en Guaita para entrar. Era el minuto 79 y dio tiempo para que el Real Madrid golease. Y ganase casi sin sentir. Como siempre que tiene al Celta delante.

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