Una viguesa reclama ayuda tras perder la vista en 72 horas
Su marido recrimina que, dos años después de que su mujer se quedara ciega por una enfermedad reumática en cuestión de apenas unos días, todavía no ha conseguido la tarjeta de discapacidad para hacer más sencillas sus visitas al médico
Juan Antonio Suárez y su mujer, María José Rodríguez, llevan un par de años viviendo con un “martirio” importante en sus vidas. Todo comenzó con el diagnóstico de una enfermedad reumática de su mujer, que le produjo una ceguera total en cuestión de días. “El jueves perdió la visión de un ojo y, el lunes, la de otro”, apuntó Suárez. Tras ello, las visitas al hospital Menxoeiro fueron continuas pero con una limitación: todavía no contaban con la tarjeta de discapacidad que le permitía aparcar el vehículo en las inmediaciones del sanitario, pese a ya tener el informe médico que rezaba que la enfermedad era irrecuperable. Después de una primera consulta, la sorpresa en Suárez fue mayúscula: “Nos dijeron que hasta pasados dos años y medio no la íbamos a tener y que no había opción a una tarjeta provisional”.
Con todo en regla y el informe médico en mano, Suárez no comprende como los organismos competentes no le facilita la labor de llevar a su mujer al médico y “no puedo dejarla en la puerta, entonces tengo que aparcar en la carretera y llevarla de ‘ganchete’, pero las aceras son muy estrechas y, a veces, tenemos que meternos en la hierba. Para ella eso es muy complicado”. Además, sufre otra complicación en su desplazamiento: “A raíz de la pérdida de visión, ella se marea en el coche. Tengo que darle biodramina porque vomita”.
La cuestión, según Suárez, radica que en tanto la Xunta como el Sergas no tienen una coordinación y que las acciones se encuentran externalizadas. Por tanto, “ya nos avisaron que podría ser que nos llamasen cualquier día de la semana, incluso el domingo, y desde cualquier parte de Galicia”. Todavía no se produjo esa llamada, aunque el afectado ya perdió la esperanza dos años después: “Ya me da igual, pero no quiero que nadie pase por este martirio. Igual esto está así porque nadie se paró a realizar una reivindicación seria”. Este proceso choca con el realizado por la ONCE, con unos pasos “muy sencillos” que “en cosa de un mes ya le había visto el tribunal médico y nos ofertaron toda la colaboración posible”. Acudieron a la Policía Local pero sin el visto bueno del organismo autonómico “ellos no pueden hacer nada” y reclama una opción provisional al menos, durante seis meses, en los que recuerda que “casi nos volvemos locos con este panorama”.
Él, trabajador de mantenimiento durante 37 años por el Sergas; ella, enfermera durante 40 años. Ahora, tras jubilarse, asegura Suárez que la rutina de Rodríguez “se ha roto un poco” pero que sigue manteniéndose funcional pese a las adversidades. “Pese a su problema de visión, le gusta tenerlo todo ordenado. Aunque hay cosas que ya no puede hacer, como ir a la montaña. Le gustaba mucho”.
Contenido patrocinado
También te puede interesar
Lo último