José Teo Andrés
Míster Puente a lo suyo
Tan desesperado está Pedro Sánchez que lo impulsa a actuar como un insensato para aprovechar la violencia contra la Vuelta Ciclista a España para intentar sacar un rédito de popularidad? La desesperación es un estado emocional que atraviesa alguien que, por alguna razón, ha perdido el sentido del equilibrio y reconoce internamente su impotencia en ciertas situaciones límite, como la arrastra Sánchez por los propios graves episodios de dos de sus hombres de máxima confianza y sus efectos. Aparte del asunto de su esposa y de su hermano. Ya no basta el cinismo, la manipulación de sus propias palabras o creerse las encuestas del CIS de Tezanos. Mientras en Madrid, grupos violentos destrozaban el mobiliario urbano y se enfrentaban con la policía, para impedir el final normal de la competición deportiva, Sánchez imitaba a aquel Torra que ocupaba personalmente las autopistas y animaba a los CDR a apretar.
El repetido cinismo orgánico, es decir, la actitud habitual de una persona, fue llevado todavía más lejos. Con esa hipocresía habitual se declaraba admirador del deporte y sentirse orgulloso de las gentes que estaban actuando en Madrid con unos niveles de violencia superiores a la vieja “Kale borroka” de sus aliados de Bildu o de las vanguardias del Tsunami Democrátic de sus socios del independentismo catalán. Los vídeos de sus manifestaciones de apoyo a la violencia nos mostraban un rostro sonriente y pulido y el demacrado extremo que, en la ocasión requerida dibuja su maquilladora de servicio.
Un dirigente debe mantener una postura serena y razonable. Cierto que el mundo civilizado está angustiado por el cruel sacrificio al que Israel somete al modo generalizado al pueblo palestino, al que se debe intentar llevar ayuda como se pueda y que es preciso presionar a Netanyahu para que conceda una tregua y permita llegar la ayuda humanitaria que los palestinos de Gaza precisan para sobrevivir. Y en ese sentido, las medidas tomadas por el Gobierno español pueden ser las adecuadas; pero a partir de ahí, el presidente del Gobierno no puede alinearse ni menos justificar a quienes han tomado las calles con violencia conocida y poner el riesgo la vida de quienes están participando en un evento deportivo, como nos muestran las imágenes que hemos visto.
La vuelta ciclista a España era un acontecimiento deportivo, junto con otros, en los que participa Israel, en fútbol, ajedrez y otros, y a veces son los propios atletas y deportivas israelíes quienes se retiran o no quieren participar en algunos torneos y competiciones bajo ciertas condiciones. Ha habido casos notables como un partido de fútbol entre Israel y Suecia. Se ha intentado expulsar a los judíos de los Juegos Olímpicos e incluso, pese a sus victorias en algunos acontecimientos, ni se hizó su bandera ni se interpretó su himno.
Un jefe de Gobierno debe tener otro talante y actitud en un caso como el presente y no ponerse al frente de quienes convierten en todo caso una legítima protesta pública en una algarada violencia que pone en grave riesgo a todos los participantes en el evento deportivo. Sánchez no puede ignorar la perspectiva del momento actual del conflicto que, en la fase actual, se inicia cuando Hamas (considerada por un elevado conjunto de países como una organización terrorista, partidaria de la Yihad y que ha logrado arrojar de Gaza a la histórica organización palestina Al Fatah.
Sánchez parece haber olvidado que, en octubre de 2023, Hamás lanzó una ofensiva a gran escala en el sur de Israel. El ataque constituyó la mayor pérdida de vidas humanas en un solo día en la historia de Israel, que cifró los muertos en más de 1.200, incluyendo niños y recién nacidos, y el secuestro de más de 200 personas. Es obvio que la respuesta de Israel ha sobrepasado todos los límites al afectar de modo generalizado a la población civil que ya 60.000 miles de fallecidos bien por las bombas o de hambre. La comunidad internacional y las Naciones Unidas han fracasado en su intento de obtener al menos una tregua y la entrada de alimentos por lo que la imagen de Israel iguala la propia tragedia del Holocausto, sin duda. Se puede cuestionar la presencia de Israel en la vuelta, pero un presidente de un Gobierno, aunque se encuentre en precario por otros episodios, ni puede perder el sentido del equilibrio y la medida al expresar su solidaridad con el pueblo palestino y alabar a quienes actúan con una violencia que debería ser el primero en denunciar y combatir.
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