Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
El dinero tiene dos características, es cobarde y siempre tiene prisa. Nada hay más cobarde que el dinero dicen los economistas en el sentido de que huyen de las crisis, de la incertidumbre, sale corriendo cuando ve que algún acontecimiento puede suponer pérdidas para sus poseedores. Pero también da síntomas de cobardía cuando es fuerte con el débil. Y siempre tiene prisas por crecer aunque se lleve por delante vidas honradas y se atenga a las leyes que le favorecen dejando en la estacada a quien ha cumplido sus obligaciones. La cobardía y las prisas del dinero se hacen patentes cuando se aplica a los desahucios de personas mayores y vulnerables a las que no tiene reparos en echar de sus casas. Maricarmen, 87 años y 70 en la misma casa de alquiler de renta antigua, ayudada por los vecinos ha parado el suyo momentáneamente. Ya podrá la potente inmobiliaria que ha adquirido los derechos sobre la casa que ha pleiteado hasta llegar al Tribunal Supremo que le ha dado la razón. Con la ley en la mano probablemente la tenga, pero no tiene humanidad. Claro que con ella el dinero no crece.
Contenido patrocinado
También te puede interesar