Palabras que quedan

Publicado: 26 dic 2024 - 01:15

Hace años, los periodistas trabajábamos el día de Nochebuena y el de Fin de Año en lugar de hacerlo en Navidad y Año Nuevo que parece más sensato. Muchos de mis colegas recuerdan aquellos periodos angustiosos esperando el discurso que venía de l Pardo y más tarde de la Zarzuela, y que asomaba por el teletipo poco tiempo antes de las nueve de la noche, lo que forzaba las inclemencias de una carrera contra reloj para picar el texto, titular cualquier cosa y mandarlo pitando al taller para que el diario saliera lo antes posible y todos nos pudiéramos marchar a cenar a casa. A muchos nos pilló alguna vez el toro. A mí por ejemplo, me trincó de guardia una avería en la rotativa que me dejó sin uvas y celebrando la llegada del Año Nuevo con una cerveza al pie de la máquina y el jefe el taller maldiciendo y tratando de recomponer el desaguisado. Antes, los discursos de Nochebuena eran habitualmente piezas de andar por casa. Los textos apelaban al tópico, todo era muy común y repetido, se podían titular de memoria, y algunos en los viejos tiempos tratamos de titular sin conocer previamente su contenido y acertamos de pleno porque era relativamente fácil. Lo que decían era lo de menos porque no había novedades, y a nosotros se nos facilitaba el trabajo, tirábamos de experiencia, cuadrábamos la primera y nos daba tiempo a llegar al hogar como mucho a la hora de servirse el segundo plato. Las mujeres de la gente de la prensa ya se sabían el mecanismo y aguantaba a pie firme hasta tenernos en casa. Pero me gusta reconocer que las cosas no solo han cambiado para encajar más razonablemente asueto y trabajo, sino que el rey Felipe se esfuerza por ofrecer intervenciones navideñas que desean decir algo. Ya no se le da a la manivela para que salga un discurso precocinado que sirve igual para Nochebuena que para el día de la irgen del Pilar. Hoy hay que remangarse los pantalones para no pisar los charcos, hay que andar con pies de plomo para no tropezar con un cable, y hay que comprometerse de verdad. Y Felipe lo hace. ste año, duro como pocos, ha tenido de todo algunas veces muy malo. u verdad es creíble y sentida. u palabra suena a sincera, valiente, confiable y sensata. No es un rey para ir tirando ni las lía como su padre, sino un tipo sereno, sufridor y pragmático. on oficio y autoridad, de los que están donde deben estar y dicen lo que hay que decir. n buen rey. Y se nota.

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