El Óscar de Sirat

Voy a la contra. Acaba de preseleccionarse “Sirat” para los Oscar como representante de España y no me extrañaría nada que lo gane porque tiene todo para quedar bien ante los críticos: desierto infinito, desesperación, una guerra de fondo de la que nada se sabe, personajes inverosímiles y una falta absoluta de guion, con una dirección de actores inexistente. Se diría que Óliver Laxe realizó una especie de improvisación, con un solo actor, Sergi López, que parece perdido rodeado de amateurs que no saben hablar ni se les entiende. En realidad, no hace falta porque no tienen nada que contar. Una trama que puedo desvelar sin acusaciones de spoiler: una primera parte en la que no pasa absolutamente nada, salvo unos colgados (nómadas, les dicen, aunque no tienen edad para ello, casualmente la misma del director) que van de fiesta en fiesta mientras hablan de sus cosas, de nulo interés para el espectador. En la segunda, una tragedia que no viene a cuento y que se inicia en un drama que nunca debe aparecer en una película, aquí de forma gratuita. Y hasta el final, más muertes absurdas, y una reflexión (de nuevo gratuita) sobre la supuesta imposibilidad de escapar del destino, las guerras y bla bla bla. Eso, sí, el paisaje resulta abrumador, parece que en Marruecos. Si llega a ser un documental sobre el mundillo de las Rave tendría incluso cierto interés, pero como film, ninguno. Pero ya digo que soy la excepción. Creo que hasta le gustó a Boyero y sin duda suscita la emoción generalizada entre los menores de 30 años, impactados con Oliver Laxe y su mundo de cuarentones flipados.

También entró en la preselección “Romería”, con Vigo de telón de fondo para una historia personal de la directora. Como ya comenté, es una ciudad ochentera y underground. Quizá algún día aparezca en las pantallas un Vigo moderno y rompedor. A esperar.