Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
Fernando González Laxe llegó a presidente de la Xunta casi por casualidad. En el ya lejano 1987 se encontraba en Bruselas -es catedrático de Economía y experto europeo en pesca- cuando se enteró que la división en dos del PP (entonces AP) iba a propiciar una moción de censura contra el presidente Albor y a colocarle al frente del Gobierno gallego, como así fue. Menos de tres años, aunque muy eficientes, más para Vigo, porque fue entonces cuando se creó la Universidad, lo mejor que le ha pasado a esta ciudad en los últimos 50 años. Luego llegó Fraga y Laxe fue despedido del PSdeG pese al buen resultado obtenido. Años después, la fortuna le fue adversa: iba para ministro de Pesca con Zapatero, pero la cosa se torció cuando en el reparto de carteras el ministro que iba a ser gallego tenía que ser mujer, así que casi por casualidad le tocó a Elena Espinosa (Zapatero ni la conocía), que estuvo varios años en Agricultura y Pesca y lo hizo bastante bien. Premio de consolación para Laxe fue la presidencia de Puertos del Estado, aunque no es lo mismo, claro. Tras su salida de aquel Gobierno que empezó mal y acabó desastroso, se fue a Coruña, a la Universidad que él mismo creó. Todavía hoy sigue teniendo ojo de experto en cuestiones económicas, y sobre todo portuarias y pesqueras. La pasada semana, por ejemplo, decía en una entrevista en Industrias Pesqueras que resultaba una triste broma que el comisario de Pesca sea siempre de un país pequeño, sin tradición y del último estado en incorporarse a la UE. Toda la razón.
Muchos años después es Besteiro a quien se le ve incómodo al frente de un PSdeG menguante, convertido en una sucursal sin vida propia y corresponsable de un Gobierno empeñado en tomar decisiones impopulares en Galicia. La penúltima, sobre la autopista; la última, con respecto al AVE a Portugal, reducido a la condición de leve promesa y en todo caso subordinado a la línea Lisboa-Madrid, pese a que en el país vecino prefieren Oporto-Vigo. La pregunta que se hacía Felipe González hace unos días en una entrevista en “El Mundo” era si el votante del PSOE va a seguir fiel a la causa pase lo que pase. Él mismo se respondía que no lo creía. Ya ocurrió con Ciudadanos o Podemos. E incluso el PP estuvo en la cuerda floja y no hace tanto el BNG tocó fondo. En Galicia, el PSdeG continúa en la misma dirección, y por el camino, quemando líderes.
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