Opinión

Historia abierta: Las puertas de la catedral de Burgos

Historia abierta” es un proyecto que tiene como finalidad crear unas nuevas puertas de la catedral de Burgos, una catedral que está a punto de cumplir 800 años. Con buen sentido los impulsores de este proyecto desean “crear una nueva página” para la historia.
Las catedrales son edificios vivos; una suerte de plasmación en piedra, en arte, en belleza, de lo que es la Iglesia en su concreción próxima, en cada diócesis. Cuando casi todo es pasajero y efímero es emocionante comprobar que un edificio, al cabo de ochocientos años, conserva el mismo e idéntico fin: dar culto a Dios.
Hace poco leía una entrevista realizada al nuevo deán de la catedral de Santiago de Compostela, don José Fernández Lago. Decía, el deán, a propósito del robo del “Códice Calixtino”: “Se aprendió mucho de aquello”. Y es verdad. De un suceso tan lamentable surgieron una serie de iniciativas que han dado nuevo brillo a la catedral compostelana.
Los medios se hicieron eco del robo del códice. A mí no dejó de llamarme la atención el hecho de que desde el siglo XII la catedral compostelana custodió ese códice y, gracias a Dios, lo sigue custodiando.
La catedral de Santiago es una muestra evidente de que los diferentes estilos – románico, renacentista, barroco – pueden confluir para incrementar la belleza de un edificio. No parece sensato excluir el arte contemporáneo de esta contribución. No cualquier manifestación artística, no. Es tan alta la responsabilidad y el honor de aportar algo a un edificio insigne que solo cabe contar con los mejores.
Burgos lo ha hecho. Ha contado –cuenta – con uno de los mejores. Nada menos que con el pintor Antonio López, autor de las puertas para la fachada de Santa María de la catedral, que serán fundidas en bronce.
La integración del arte contemporáneo en las grandes catedrales puede ser constatado fácilmente en Francia, con resultados, en general, muy brillantes. Si nos referimos a las puertas, tenemos muestras muy claras en las basílicas romanas de San Pedro, de San Pablo, de Santa María, etc. O en la Puerta Santa de Compostela.
Ejemplos que en nada han dañado el gran patrimonio de catedrales y basílicas, sino que lo han enriquecido. Jesucristo es el Señor del tiempo, de todos los tiempos; también de los que hoy nos toca vivir. Sería absurdo negarse, en línea de principio, a que el talento de nuestra época pueda plasmarse en los edificios que simbolizan singularmente el ser de la Iglesia.
Hace ya bastantes años soy canónigo de la catedral de Tui. Y gracias a este inmerecido honor y a esta importante responsabilidad soy cada día más consciente del valor de las catedrales; de su significado eclesial y de su relevancia cultural.
El esfuerzo de la Iglesia, de cada diócesis, por conservar y enriquecer la catedral – y, en nuestro caso, también la concatedral - , es un acto de servicio a Dios y un tributo de respeto a todos aquellos que han hecho posible tanta belleza. Nuestros días, nuestro tiempo, no han de dimitir en el esfuerzo.
Me parece, en consecuencia, que el proyecto “Historia abierta” debe ser difundido y apoyado.

(*) Profesor del Instituto Teológico vigués.

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