De Bouzas a Arteixo

Si algún día A Coruña y Arteixo se unen formarán un municipio líder en Galicia en todo, incluyendo PIB por ayuntamientos y población, dos estadísticas donde Vigo manda. Aunque periódicamente hay voces que reclaman la fusión de ambos concellos es poco probable que ocurra porque la dinámica ha ido en dirección contraria. A los ayuntamientos no les gusta unirse con sus vecinos. Es un hecho. Vigo podría y debería fusionarse con Nigrán: hay motivos de sobra para ello, entre otros que buena parte de los residentes son de ambos lados de la “frontera” y que ya funcionan como un solo organismo en el agua (Nigrán se sirve de la red viguesa y Zamáns) o en justicia (el partido judicial), entre otros muchos servicios. Incluso hubo un alcalde de Nigrán que había sido concejal en Vigo y un secretario nigranés del PSOE vigués. Pero hay que quitárselo de la cabeza: no va a pasar. Malo para las dos partes, pero así están las cosas.

Es bueno recordar que buena parte del liderazgo de Vigo se debe a las dos anexiones realizadas “manu militari”. La primera hace 119 años, en enero de 1904, cuando la villa de Bouzas se integró en el ayuntamiento de Vigo, aportando población, toda la línea marítima, las parroquias costeras y un poderío pesquero que dura hasta ahora. Treinta años después, con la unificación todavía por digerir, llegó la segunda, con Lavadores, que incluyó todos los montes o los barrios del Calvario y Teis. El resultado fue un municipio de 110 kilómetros cuadrados que había que construir. Todavía estamos en ello, con muchas piezas desperdigadas. ¿Bueno o malo? Bueno, sin discusión. Sin la unión de los tres hoy ni Vigo, ni Lavadores ni Bouzas podrían optar a tener una universidad, autopistas y mucho menos una estación para la alta velocidad y los servicios de una capital. Claro que el fruto de la unión pudo llamarse Lavadores o Bouzas y no Vigo. Aunque Vigo tenía título de Ciudad Leal y Valerosa, todo un aval.